Mensaje de Mons. Guillermo en el rezo del Ángelus

Compartimos en mensaje emitido por Mons. Guillermo Steckling en el Ángelus que marca el inicio del novenario en honor a San Blas. Se realizó en la Iglesia Catedral este 24 de enero al mediodía.

Queridos Hermanos y Hermanas, Queridos P. Ernesto, cura párroco de la catedral, sacerdotes y diáconos presentes, Hermanas Religiosas, laicos activos en el mundo y en la Iglesia, representantes de otras denominaciones cristianas y de otras religiones.

Estimados y queridos pioneros de la ciudad, autoridades civiles, militares, policiales y todos los representantes de la sociedad civil, presidentes y miembros de las comisiones pro-festejo.

En Ciudad del Este, la fiesta de San Blas comienza con el saludo a la Virgen María. Este año ella toma nuestras dos manos, las junta y nos enseña a elevar el corazón a Dios porque en el Paraguay y en sintonía con toda la Iglesia estamos comenzando el año de la oración: Señor, enséñanos a orar. ¡Cuánta necesidad hay de alabanzas y plegarias, contemplación solitaria y rezo en común!

Este año la fiesta de San Blas va a ser especial porque el día mismo del 03 de febrero, a las 10.00 hs, vamos a recibir a nuestro nuevo obispo. Mons. Pedro Collar Noguera, es hijo de la diócesis y conoce su historia; ya tenía 5 años de edad cuando fue fundada nuestra sede episcopal de Ciudad del Este, 56 años atrás. Estarán presentes en la ocasión los obispos del Paraguay y con ellos el Nuncio Apostólico.

Con eso, yo me despediré de esta querida diócesis para acompañarles siempre orando, desde Asunción, mi nuevo domicilio.

El Ángelus es una oración tradicional que comienza con las palabras: “El ángel del Señor”, en latín angelus domini. En el evangelio de San Lucas leemos que el ángel Gabriel entró en la casa de la Virgen “y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».” Así el ángel da a María un nuevo nombre que es un título muy querido en nuestro país: Llena de gracia.

Blas de Sebaste, nuestro patrono, vivió tres siglos más tarde bajo el Imperio Romano. Eran tiempos difíciles para los cristianos que fueron perseguidos a muerte, y él también derramó su sangre por Cristo. Hoy vemos de nuevo cómo negros nubarrones surgen en el horizonte: guerra, desunión, pobreza extrema, el poder del crimen organizado. San Blas es nuestro intercesor siendo mártir.

Sin embargo, más es conocido y querido por su atención a los enfermos y necesitados. Hoy alabemos también al Señor por las cosas buenas que nos vienen del Dador de todos los bienes. Los santos supieron servir al Señor y a sus semejantes, tanto en circunstancias difíciles como en momentos que anticipaban el cielo. El salmo 36 nos anima a entregarnos en tiempos como hoy al poder de Dios cuando dice: Encomienda tu camino al Señor, confía en él y él actuará”.

Recemos ahora juntos el Ángelus. “El ángel del Señor anunció a María…

Concluyamos con la oración que la Iglesia del Paraguay nos entrega este año.

SEÑOR, Jesús, enséñanos:

a orar y a caminar juntos como Iglesia; a hacer la voluntad del Padre del cielo;

a amarte en los más pobres y vulnerables; a custodiar mejor la obra de la creación;

a defender la familia, cuna de la vida y del amor; a ser constructores de paz y fraternidad;

para que, iluminados por el Espíritu Santo, instruidos con tu Palabra,

y fortalecidos con tu Cuerpo y con tu Sangre, anunciemos la alegría del Evangelio a toda la creación. Que todos los miembros de tu Iglesia seamos Uno, como Tú, Señor Jesús, eres Uno con el Padre

y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amén.

Nos deseo a todos nosotros un hermoso novenario y fiesta de San Blas.

Mons. Guillermo Steckling

Administrador Apostólico

Diócesis de Ciudad del Este

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