Homilía: Sexto Domingo Ordinario. Ciclo B

“La lepra que debe purificarse”

Introducción


Estamos a pocos días de empezar la cuaresma 2021, un tiempo litúrgico fuerte que nos ayudará a recibir bien preparados las fiestas pascuales.


Las lecturas de este domingo son muy oportunas como introducción para este tiempo penitencial que nos propone la liturgia.


Hoy tal vez, casi ya un año de la pandemia, a esta altura de la cuarentena que nos obliga seguir con el protocolo, muchos por el cansancio y otros por conveniencias personales, ya querrán manifestar sus pareceres más agresivamente ante las normas sanitarias. Sin embargo, nos conviene recordar que es importante no cometer imprudencias que pueden generar secuelas irreversibles. La pandemia es una realidad y atenta contra la salud y en algunos casos puede costar la vida. La actitud de impaciencia y el atropello a las normas sanitarias pueden ser fatales debido a la limitada posibilidad que ofrece el sistema de salud. En este contexto la palabra de Dios nos da pautas para seguir enfrentando con fe y esperanza esta situación.


La primera lectura que es del libro del Levítico (Lv 13, 1-2.45-46) nos prepara a entender mejor el evangelio donde Jesús purifica a un leproso de sus dolencias. “La persona afectada por la lepra llevará ropa desgarrada y los cabellos sueltos… e irá gritando: ‘impuro, impuro…”. Qué desagradable era vivir en aquella época las consecuencias de la lepra.


San Pablo en su carta a los Corintios (1Cor 10, 31—11,1), nos anima a hacer todo para la gloria de Dios: “hermanos sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para mayor gloria de Dios”.


Las palabras del evangelio de san Marcos nos presentan a Jesús purificando a un leproso de sus dolencias (Mc 1, 40- 45): “se le acercó un leproso a Jesús para pedirle ayuda y, cayendo de rodilla del dijo ‘si quieres puedes purificarme’ Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo ‘lo quiero, queda purificado’. Con esto el ex leproso se rehabilitó en su salud y en su vida social.


1- El poder curativo de la fe en Jesús
Un leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Debía vivir alejado de los demás. ¡Quien lo tocara quedaría impuro! Pero aquel leproso tenía mucho valor. Transgredió las normas de la religión para poder llegar cerca de Jesús. Dice: Señor si quieres, puedes limpiarme. O sea: “¡No necesitas tocarme! ¡Basta con que el Señor quiera para que yo quede sano!” La frase revela dos enfermedades:
1) la enfermedad de la lepra que vuelve a alguien impuro;
2) la enfermedad de la soledad a la que estaba condenado por la sociedad y por la religión.


La actitud y la expresión revelan también una gran fe del hombre en el poder de Jesús. Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primeramente, para curar la soledad, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí, tú no eres un excluido. ¡Yo te acojo como hermano!” Luego, cura la lepra diciendo: ¡Lo quiero¡ ¡Queda limpio!” Y además, las acciones de Jesús trascienden y superan lo puramente físico y social y van más allá. La lepra representa también la enfermedad espiritual que mancha el alma… el pecado tanto personal que se resume en la desobediencia, como el social y el estructural.


Para poder entrar en contacto con Jesús, el leproso había transgredido las normas de la ley. Asimismo, para poder ayudar a aquel excluido y revelarle así un nuevo rostro de Dios, Jesús no sigue las normas de su religión y toca al leproso. En aquel tiempo, quien tocaba a un leproso era considerado impuro por las autoridades religiosas y por la ley de la época. Con esta actitud de transgresión Jesús no puso en riesgo ninguna dignidad humana ni su integridad física, al contrario, las defendió y protegió


2- La importancia de la convivencia comunitaria
Jesús no sólo cura, sino que además quiere que la persona curada pueda convivir con los demás. Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que un leproso fuera acogido de nuevo en la comunidad, necesitaba de un certificado de curación de parte de un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital sólo con un documento firmado por el médico de la planta. El tema del covid-19 es un ejemplo real. Si una persona es contagiada y después del hisopado le sale positivo deberá guardar cuarentena y al cumplir el tiempo deberá realizar otro análisis para determinar si aún sigue con el virus o no… Jesús obliga al leproso curado a que busque un documento, para que pueda convivir con normalidad. Obliga a las autoridades a que reconozcan que el hombre ha sido curado.


Jesús prohibió al leproso que hablara de la curación. El evangelio de Marcos informa que esta prohibición no fue respetada. El leproso, en cuanto salió, empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares apartados (Mc 1,45). ¿Por qué? Porque Jesús había tocado al leproso. Por esto, según la opinión de la religión de aquel tiempo, ahora él mismo era un impuro y tenía que vivir apartado de todos. No podía entrar en las ciudades. El evangelio de hoy  manifiesta que al pueblo poco le importaban estas normas oficiales, pues de todas parte llegaban a donde él estaba (Mc 1,45).


El doble mensaje que el evangelio da a las comunidades de su tiempo y a todos nosotros es éste:
1) Anunciar la Buena Nueva es dar testimonio de la experiencia concreta que se tiene de Jesús. El leproso cuenta a los demás el bien que Jesús le ha hecho. Y este testimonio lleva a los demás a aceptar la Buena Nueva de Dios que Jesús nos trajo.


2) Para llevar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo. Aunque esto conlleve dificultades para la gente, como lo fue para Jesús. Pero es necesario discernir bien para no cometer dos errores; se debe – 1º – evitar escandalizar a los inocentes y – 2º – perjudicar al prójimo atentando contra su integridad y dignidad. Se trata de no escandalizar a nadie y no transgredir la dignidad de las personas violando la ley de Dios.


Conclusión
Hoy al reflexionar la palabra de Dios, tengamos en cuenta que lo más importante es el mensaje de salvación que nos trae Jesús, recuperando la dignidad del leproso y reintegrándole a la sociedad. Seamos precavidos para no caer en imprudencias que pueden ser lamentables para la salud y para la vida. Que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios.