Homilía de Mons. Guillermo en la Solemnidad de la Ascensión del Señor
  • Recordación de los difuntos en tiempos de pandemia.
  • Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales

16 de mayo de 2021

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer fue el Día de la madre, por eso comencemos hoy recordando a la madre de todos, la Virgen María. La mamá se alegra cuando le vienen a ver sus hijos y se entristece un poco porque se van nuevamente.

Algo así también fue la ascensión: una despedida. ¿Qué habrá sentido María en el día de la Ascensión de su hijo? Habrá sentido lo mismo que los amigos de Jesús, sólo mucho más intensamente.

«Los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. …permanecían con la mirada puesta en el cielo.» Jesús nos ha abierto el camino hacia el cielo, nos ha dado la esperanza de que lleguemos allí. Pero antes habrá una separación.  A ella, como todos los apóstoles, y todas las mamás, le tocaba aprender que esta separación tenía su lado bueno. Fortalece también y ayuda a madurar.

Y esto puede ser el mensaje principal de esta fiesta de la Ascensión: Si quedamos siempre bajo la tutela de nuestros padres no maduramos, la separación en cambio puede resultar para nuestro beneficio. Después de desaparecer Jesús, la primera lectura continúa así:

«Aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir».

Jesús no se despide para siempre, volverá. Pero entre su primera y su segunda venida se abre un espacio. No esperemos nuestra glorificación definitiva cruzados de brazos, sino que pongámonos en oración junto a María y a toda la Iglesia para recibir el Espíritu Santo y continuar, también nosotros hoy, la Misión de Jesús.

Y en nuestro evangelio aparece lo que hay que hacer en este espacio de tiempo. «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación»; levantar la mirada al cielo, para después dirigirla inmediatamente a la tierra. Estamos ahora en el tiempo de bajar otra vez la mirada y comunicar todo lo que hemos vivido con Jesús.

Hoy es también la Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales. ¡Felicidades a todos los comunicadores! Un cristiano debe leer la Biblia, pero debe leer también los periódicos, enterarse de lo que pasa en el mundo, porque lo tiene que evangelizar.

La misma Diócesis tiene sus medios de comunicación por internet, por ejemplo diocesiscde.org. Sus páginas nos ayudarán a informarnos, y a informarnos bien.

Circulan tantas noticias falsas o tergiversadas. Estamos procurando difundir informaciones no contaminadas, teniendo mucho cuidado. El viernes, por ejemplo, nos hicimos eco del desalojo de toda una comunidad indígena de su lugar ancestral en Cerrito, Minga Porâ. Recemos para que esta situación se pueda conversar bien y revertir.

Vamos a continuar celebrando la Santa Misa. Este domingo la ofrecemos, en unidad con todas las diócesis del Paraguay, por los fallecidos a causa del covid. Pedimos que ellos asciendan con Jesús al cielo; cuando le veamos a él, esperamos ver también a nuestros queridos difuntos.


Amén