Con el tema “Mucho más dichosos son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumple” se desarrolló este domingo la Misa de víspera en honor a San Blas.
La Eucaristía estuvo presidida y predicada por Mons. Guillermo Steckling, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este y concelebrada por Mons. Alessandro Ruffinoni, obispo emérito de Caixas do Sul, Brasil, sacerdotes y seminaristas de la diócesis.
En la primera parte de su homilía, Mons. Steckling habló de la presentación de Jesús en el templo y su consagración por manos de María. “María y José, pasados cuarenta días, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor”.
En un segundo momento del sermón, el obispo explicó qué significa consagrarse. “ Es entregar la vida, ponerla a disposición de Dios, cumpliendo la misión que él nos encomienda. Jesús nos dio el primer ejemplo de consagración total, los santos lo siguen”, explicó.
Así también señaló que muchos conocemos y admiramos a personas totalmente entregadas a una causa noble, a lo que luego invitó a rezar por los consagrados. “Hoy se celebra también en toda la Iglesia el Día Mundial de los Consagrados; se reza especialmente por las religiosas y los religiosos, los monjes y las monjas, – todas las personas que hacen los votos de castidad consagrada, pobreza en comunión de bienes, obediencia a las autoridades de su comunidad y de la Iglesia”.
Luego aclaró que la consagración no es exclusividad de unos pocos, “es cosa de todo cristiano”, agregó.
Y, por último concluyó: “Nos toca cumplir cada uno con la consagración a la voluntad de Dios que es la marca de todos los cristianos. Somos pequeños y hasta muy débiles, pero todos ya tenemos madera de santos”.
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