“La navidad una fiesta cristiana de fe y esperanza“
La fiesta de la Navidad o del nacimiento de Jesús se celebra el 25 de diciembre, día en que los paganos conmemoraban el nacimiento del sol invicto, o sol que triunfa sobre las tinieblas, al considerar que la noche precedente era la más larga del año. Hoy es una de las fiestas religiosas más importante de los calendarios occidentales, religiosos y civiles, que marcan los ritmos laborales y festivos de medio mundo.
“La liturgia nos habla, de una iluminación: Dios ha iluminado esta santísima noche con el esplendor de Cristo, verdadera luz del mundo”. Las lecturas nos ayudan a ver con ojos de fe este hecho.
La primera lectura del libro del profeto Isaías (Is 9, 1-3.5-6), nos habla de luz y de la alegría. “El pueblo que camina en tinieblas ha visto una gran luz… Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo”.
La segunda lectura de la carta de Pablo a Tito (Tit 2, 11-14), nos habla de la aparición de la gracia de Dios, del amor generoso, gratuito de Dios. “La gracias de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado”, para sacarnos de la tiniebla del mal.
El evangelio de san Lucas (Lc 2, 1-14), relata cómo fue ese nacimiento del niño que trae la luz; y nos habla de que manera se cumple la profecía de la primera lectura. “Un niño nos ha nacido, nos han traído un hijo: lleva el cetro del principado”.
1- La navidad es de hecho una fiesta
La navidad como fiesta puede distraernos haciendo que se pierda su verdadero sentido porque tiene múltiples facetas; es una fiesta popular, familiar, fraternal, comercial, y en ocasiones tiene tinte político.
Fiesta popular: centrada en el niño Jesús, el lejano Belén, el árbol de navidad, los villancicos, el pesebre, etc. toda la ciudad está vestida de navidad, incluso los que nos cristianos ni católicos. Esto refleja que el nacimiento de Jesús es un hecho dirigido para toda la humanidad.
Es una fiesta familiar: que reúne a los miembros dispersos e intensifica la vida hogareña. Vemos en las noticias las llegadas de aquellos quienes fueron al extranjero lejos de sus hogares, hoy vuelven para pasar en familia reunida. Jesús nace para que la humanidad como gran familia de hermanos/as reunidos, bajo un mismo techo de la casa común se encuentren como un anticipo de ese encuentro definitivo con nuestro padre Dios, formando esa gran familia en nuestra casa definitiva donde ya no habrá llantos ni dolor.
Es una fiesta fraternal: en la que los amigos se intercambian regalos, saludos, felicitaciones, etc. en ocasión de las fiestas navideñas hay reuniones de amigos, vecinos, en muchos lugares se preparan esas reuniones con la novena de la navidad en familia donde un grupo de amigos y vecinos se encuentran en torno a la palabra de Dios para profundizar sobre el nacimiento de Jesús y su significado para todos.
Pero la Navidad también ha adquirido un sentido comercial: por el relieve que tiene en estos días la sociedad de consumo y por las decoraciones e iluminaciones de las calles, los hogares, los negocios y las instituciones. Muchas empresas expresan su sentimiento juntamente realizando una pequeña fiesta o cena con los funcionarios, los negocios se lucran con los productos propios de esta época: pan dulce, arbolitos, los varios personajes para los pesebres, las compras para los preparativos para la cena, las bebidas, las golosinas, las canastas de navidad, por otra parte están las actividades organizadas para los jóvenes como las fiestas bailables, las ropas nuevas para las criaturas y los adultos, los calzados nuevos, etc. todos ellos exigen una inversión y unos gastos.
Finalmente incluso sirve para los discursos de los mandatarios de turno. Muchas de las autoridades de turno, aprovechan esta ocasión para enviar saludos, felicitaciones, y un discurso o mensaje con un tono siempre proselitista, esto ya es un fenómeno mundial.
Ante esta multiplicidad de direcciones, es necesario preguntarse por el sentido cristiano de Navidad.
La Navidad conmemora un hecho: el nacimiento histórico de Jesús, es decir, celebra el misterio de Dios hecho hombre o la manifestación del Señor en la historia. Dios ha entrado en nuestra historia a través de un niño que nació en Belén, Él nos trae la paz a un mundo en el que hay continuos conflictos. Sin embargo, gracias a Él la paz, la alegría, la luz no tendrá fin.
2- Fiesta de luz y de alegría
Nuestro mundo sufre mucha oscuridad debido al egoísmo de los hombres. Hemos empezado el año 2022 –que ahora ya está llegando a su fin dando paso a otro nuevo-, con mucha fe, esperanza, alegría, paz y de luz, pero con el correr del tiempo fueron apareciendo momentos de oscuridad y de dolor: una enfermedad, la pérdida de un ser querido, el fracaso en un proyecto, la sacrificada lucha por falta de trabajos seguros que padecen una buena cantidad de padres de familia, ser testigos impotentes de diversas injusticias que aquejan nuestra atención, mucha violencia, y una creciente inseguridad a nivel nacional, etc. en muchas partes del mundo aún existen guerras desgarradoras que tienen efectos en todo el mundo. Todas estas situaciones son obras del mal que quiere oscurecer nuestra existencia con la tristeza, ellos son productos también del egoísmo de los hombres.
Ante toda estas situaciones mencionadas, hoy nace una nueva luz que nos trae alegría, esa esperanza, esa fortaleza y la firme convicción que todo aquello que representa la oscuridad que entenebrece la vida, la familia y la sociedad, hoy es iluminado por esa paz que el Niño trae al mundo. El ángel les dijo: “No teman porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David ha nacido un salvador, que es el mesías el Señor.”
“La salvación viene con la abolición del mal, con la renuncia ‘a la vida sin religión, sin moral, y la renuncia a los deseo mundanos’, viviendo en esta edad con templanza, justicia y piedad, esperando la promesa dichosa y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y de nuestro salvador Jesucristo”. Jesús vino para rescatarnos de toda iniquidad, para adquirir un pueblo purificado dedicado a las buenas obras.
La renuncia al mal implica una lucha constante, perseverante contra todo aquello que induce al pecado, la injusticia, la idolatría del poder, placer y dinero, para dar lugar a esa luz que viene de Dios y que ilumina el corazón, curando las heridas más profundas convirtiendo en fuentes de alegría todas las tristezas más profundas del corazón humanos. Renunciar significa despedir. Despedir, erradicar de nuestro corazón los actos malos y perjudiciales como el odio, el rencor, la sospecha, la irresponsabilidad, la mentira, la mezquindad, el orgullo y la vanagloria. Renunciar, en este contexto, también quiere decir dejarse cubrir por la infinita misericordia de Dios para curarse de la enfermedad del orgullo y autosuficiencia para que Dios ocupe el lugar que le corresponde en la mente y el corazón del hombre, es decir, dejarse transformar por la gracia de Dios superando el desprecio a Él expresado en el ateísmo, el agnosticismo y la indiferencia como pecados del modernismo responsable de muchos males que padece la humanidad en el presente. Que esta navidad nos traiga el dinamismo necesario para vencer todo tipo de mal en nuestras vidas, en las familias, y en nuestra sociedad.
Conclusión
Recibamos esta noche santa, la luz de la Navidad. Acojamos el anuncio del nacimiento de Jesús como Mesías Salvador. Hay que reavivar la esperanza porque Dios está presente ahora en el mundo con su nacimiento. El Emmanuel, el Dios, está con nosotros para compartir nuestra realidad y acompañarnos en el camino.
¡Feliz y bendecida navidad para todos!
Ciudad del Este, 24 de diciembre de 2022
Oficina de Comunicación y Prensa, Diócesis de Ciudad del Este
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