“La Estrella que brilla y llama”
Hoy la liturgia nos invita a celebrar con gozo la Epifanía del Señor, celebrar a un Dios que se manifiesta dándose a conocer. Dios en su infinito amor se deja conocer por su criatura, el hombre.
Epifanía: manifestación aparición o fenómeno, y viene del griego «epiphaneia«. Es una manifestación o revelación divina.
San León Magno: decía que la misericordia de Dios es eterna pero estaba oculta. Se manifestó con el nacimiento de Jesús en Belén, con los milagros de Jesús, con la ofrenda en la cruz.
San Bernardo: dice que la manifestación de Cristo, es decir, su Epifanía se da una sola vez en tres momentos. Cristo que vino, que viene y que vendrá. Vino con su nacimiento en Belén, viene constantemente con su palabra con los sacramentos, con cada gesto de amor y caridad etc… vendrá en el final de los tiempos para transformarlo todo.
Las lecturas de hoy manifiesta que en la solemnidad de Navidad, Jesucristo se manifestó al Pueblo Judío en la persona de los Pastores de Belén que recibieron este anuncio de los ángeles, que cantaron el himno: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres en quienes Dios se complace”. También se manifestó a pueblos paganos representado por los tres reyes magos.
La primera Lectura del libro del Profeta Isaías (Is 60, 1-6), expresa la importancia del misterio con un bello lenguaje poético. “Se dirige a Jerusalén “¡levántate y brilla, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti”. La luz del mundo se encuentra ahora en Belén, junto a Jerusalén”[1].
La segunda lectura, tomada de la Carta a los Efesios (Ef 3,2-3a. 5-6), san Pablo expresa que este misterio consiste en la apertura a los gentiles o paganos, sea de la nación que sea; “Por medio de la buena noticia los paganos comparten la herencia y las promesas de Jesucristo…”, este hecho supone una gran novedad tanto para los judíos y para los paganos.
El evangelio de san Mateo (Mt 2, 1-12), nos presenta una narración que causa mucha admiración. Unos magos vienen desde Oriente a Jerusalén para adorar al Rey de los judíos, que ha nacido.
1- Distintas actitudes
Los personajes del evangelio tienen diferentes actitudes ante la manifestación de Dios; así tenemos a los reyes magos que se pusieron en camino, los sumos sacerdotes y los escribas intérpretes de las escrituras ni se inmutan, y peor Herodes que tuvo miedo de un niño indefenso que acaba de nacer.
1º. Los reyes magos al divisar la estrella de Belén se pusieron en camino buscando encontrar al nuevo rey que acaba de nacer. El camino no habrá sido fácil por la incertidumbre, el desconocer el sendero que deben recorrer y el riesgo que eso significa: cansancio, sed, hambre, peligros de salteadores, hasta podía significar la muerte en un caso extremo. Aun así, ellos emprendieron su viaje con la esperanza de llegar hasta la meta, adorar al nuevo Rey y entregarles los regalos que son incienso, oro y mirra. Muchos buscan ansiosamente a Jesús después de una dura prueba de la vida, otros lo buscan porque sienten que sin él no hay vida ni aquí ahora, ni después de la muerte. Otros lo buscan con fines netamente comerciales. Otros son indiferentes como los sumos sacerdotes y escribas del evangelio.
2º. Los sumos sacerdotes y los escribas intérpretes de las escrituras, “… reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarle en qué lugar debía nacer el Mesías. En Belén de Judea le respondieron”. Se supone que ellos serían los primeros en reaccionar positivamente, sin embargo, estuvieron petrificados en sus lugares ante el anuncio del nacimiento de un nuevo Rey. Ellos al parecer tienen paralizados la mente y el corazón; están con una torpeza muy seria que les dificulta entender la importancia y la gravedad de la situación. Eso que ellos esperan hace siglos y anuncian, ha nacido, acaba de manifestarse, sin embargo no reaccionan, están como momificados.
3º. Herodes que reinaba en aquel momento en Judea y Galilea, tiene el mal hábito de la ambición. Está enviciado por el poder hasta el punto de matar a sus enemigos incluyendo a familiares. Él ve en el nacimiento del nuevo rey como un enemigo que atenta contra su poder. Por eso dice hipócritamente a los reyes magos “averigüen con precisión lo referente a niño. Cuando lo encuentre avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”. La intención de Herodes está en suprimir a su posible rival, por eso mandó matar a todas las criaturas de su reinado con la intención de matar también al niño Jesús recién nacido. Cuantas ambiciones de poder hay en el mundo dentro de la familia, la Iglesia, las instituciones, las empresas, las parroquias, las capillas, etc…
Que estas tres actitudes el de los magos, los sumos sacerdotes y escribas y el rey Herodes nos ayuden a discernir cuál debe ser las actitudes asumidas por el discípulo y misionero de Jesús y cuáles hay que evitar.
2- Los regalos
Los reyes magos guiados por la estrella, llegaron junto al pesebre donde está el niño acostado en una pesebrera: “después de oír al Rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el Niño”. Ellos no se quedan, continúan el camino hacia el objetivo que se trazaron inicialmente, llegaron a la meta para cumplir sus propósitos.
No se conforman con su llegada, más bien postrándose adoran al Niño, “esta actitud es profética porque indica que este Niño es el hijo de Dios anunciando de manera anticipada la venida de muchas personas del mundo pagano para adorar a Cristo el Señor”[2]; después abren sus cofres ofreciendo generosos regalos a nuevo Rey: oro, incienso y mirra. Estos regalos tienen un significado simbólico: el oro simboliza la realeza de Jesús, el incienso simboliza su divinidad, y la mirra su humanidad destinada a la muerte. ¿Cuál es el regalo que preparamos para entregarle a Jesús: nuestra mente, el corazón, la misma existencia? El tiempo, la inteligencia, la salud, el trabajo, el estudio, la oración, las buenas obras, etc… “El Evangelio se realiza cuando el camino de la vida llega al don. Dar gratuitamente, por el Señor, sin esperar nada a cambio: esta es la señal segura de que se ha encontrado a Jesús, que dice: «Gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10,8)”.
Los magos regresan a sus tierras por otro camino después de ser avisado en sueños sobre la intención de Herodes. ¿Cómo evitamos los riesgos de la vida, sobre todo los riesgos de las tentaciones que pueden acabar con nuestra vida, la paz, la libertad, la tranquilidad, etc…
Conclusión
La Epifanía debe ser para nosotros una ocasión de acción de gracias, un impulso misionero de salida constante como los magos, estar en camino como Iglesia sinodal. Dar lo mejor que tenemos como un regalo para la Iglesia: los dones y carismas. La luz de Jesús ha venido al mundo pero muchos aun no lo ven, otros lo ven pero se quedan petrificados en su confort, otros lo perciben como enemigo al igual que Herodes. Nosotros hemos recibido la misión de ser testigos, discípulos y misioneros de Jesús. Con la vida, la oración y los dones debemos colaborar en el proyecto de construir un mundo mejor donde haya la unión y la convivencia fraterna de toda la humanidad para la Gloria de Dios
[1] VANHOYE, Cardenal Albert SJ. Lecturas Bíblicas de los Domingos y Fiestas. Ciclo A. ED. Mensajero. Bilbao España, 2003. Pág. 56.
[2] VANHOYE, Cardenal Albert SJ. Lecturas Bíblicas de los Domingos y Fiestas. Ciclo A. ED. Mensajero. Bilbao España, 2003. Pág. 56