Siguiendo con el tercer día del novenario en honor a la “Virgencita Azul”, ayer lunes 30 de noviembre, estuvo presente en Caacupé, Mons. Guillermo Steckling, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este. La Misa se realizó a las 19:00 horas y el tema del día fue: “En la Misa se hace presente el sacrificio de la cruz”.
Su homilía inició destacando la figura de la Virgen María, ella “siempre ha acompañado los pasos de Jesús; estuvo aquel viernes santo bajo la cruz y sintió una inmensa alegría ante su resurrección”. A esto agregó que “ella fue la primera en participar en la resurrección del Señor en cuerpo y alma en el día de su asunción”.
Posteriormente continuó su reflexión en base a esta pregunta: ¿nos animamos a bajar a las profundidades del dolor humano que encontramos en la cruz? “A veces queremos inventar un cristianismo sin cruz, no queremos bajar para luego elevarnos hacia Dios”.
“Este año de la Eucaristía se ha proclamado para que comprendamos y vivamos más profundamente la santa Misa. Hay muchas maneras de hacerlo, y todas son buenas y sirven”, manifestó el obispo. Dicho esto, explicó que “mucha gente entiende que esta es una oración poderosa”, cuando existe necesidad de pedir una “Misa por un enfermo, un difunto, la armonía de una familia” o celebrar los sacramentos, “queremos mandar celebrar la Santa Misa”.
Así también dijo que existen otras formas de profundizar el misterio de la Eucaristía, como “hacernos presentes que Jesús está ahí, hay una presencia real, está ahí en cuerpo y alma. Los adoradores del Santísimo en largas horas están en esta presencia”.
“Otra forma, es buscar la fuente de la comunión y la paz., solamente si reconocemos a Dios como Padre y a Jesús como nuestro hermano nos sentiremos hermanos entre nosotros”, puntualizó.
Luego habló nuevamente de la cruz: “Yo creo que no se exagera cuando se dice que para entrar más en profundidad en el misterio de la Santa Misa de este sacrificio eucarístico, hay que partir del misterio de la cruz y la resurrección; si hemos entendido eso un poquito más, hemos entendido mucho mejor lo que es la santa misa”.
Así también mencionó la importancia de tener una cruz en el momento de celebrar la Eucaristía, “la cruz será ese símbolo que nos va a consolar en los momentos difíciles, donde encontramos consuelo; esta cruz nos dará esa fuerza que necesitamos”.
Por otro lado Mons. Guillermo invitó a practicar el amor de Jesús y contemplar la cruz, poniendo como ejemplo a los amigos y mujeres citados en el evangelio, donde los mismos acompañaron el camino y sufrimiento de Jesús hasta su crucifixión. “Eso debemos hacer: contemplar la cruz, entender esa diferencia de un amor que perdona a todos, que se entrega totalmente por amor a los demás”. “Pidamos a nuestra Madre que nos haga comprender este misterio”. “Si hemos comprendido algo, entonces va a nacer el compromiso”.
Luego lanzó una pregunta sobre el compromiso: “¿Cómo podemos proclamar la muerte del Señor hasta que vuelva?” Como respuesta sugirió realizar las siguientes acciones: “podemos colgar en la pared una cruz, rezar en la mesa para dormir, al despertar; podemos sobre todo llevar una vida sin pecado, tanto en lo profesional como en la recreación”.