Mons. Steckling: “Puse mi cargo de obispo a disposición del Papa”

Esta mañana Mons. Guillermo Steckling comunicó su renuncia al cargo de obispo de la diócesis de Ciudad del Este. El anuncio lo dio en la Catedral al final de su homilía en la misa central de las 07:00 horas de este domingo.

A continuación, compartimos la homilía completa de Mons. Guillermo Steckling en el marco de la festividad de la Divina Misericordia y Día Nacional de la Familia.

Ciudad del Este, 24 de abril de 2022

Queridos hermanos y hermanas en la fe:

Feliz octava de pascua! Hoy es el Domingo de la divina misericordia y en el Paraguay el domingo de la familia.

Llama la atención la figura del apóstol Tomás, que insiste en ver las llagas de Jesús antes de creer en él como resucitado. Y Jesús le muestra sus llagas, y recién entonces Tomás exclama: Señor mío y Dios mío.

Podemos preguntarnos: ¿Por qué el cuerpo glorioso le resucitado mantiene las heridas?

También la imagen de la divina misericordia irradia sus dos rayos de luz desde la herida del corazón, también tiene las llagas de la crusificción.

Y en las familias consagradas a Dios por el sacramento del matrimonio, no está ausente el sufrimiento.

Por qué si hubo resurrección mantener las llagas. Estamos celebrando un misterio y lo mejor que podemos hacer es aceptar el hecho el hecho: con las palabras del escritor y poeta Pascal: «Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo». San Pablo reconoce esta realidad cuando dice: Alegraos …, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas.

Podemos decir que Tomás es realista, por eso pone su exigencia: Si no veo en sus manos la señal de los clavos…sino veo la herida del costado no voy a creer. Uno de los padres de la Iglesia San Gregorio dice: Esto no sucedió por casualidad de esta manera, sino, en beneficio nuestro, por eso Tomás hace estas preguntas, pone estas dudas, para que nosotros lo tengamos mucho más claro, qué el resucitado es el mismo que el crucificado.

El misterio pascual: tiene las dos caras: muerte y resurrección. No sólo la muerte, ni solamente la resurrección – sino, une las dos, y el resultado es la alegría pascual. ¿Qué nos dice esto?

Primero, que el Resucitado es el mismo que el crucificado.No ha desaparecido el sufrimiento en la vida del cristiano, sí, ha sido transformado.

Se dice que un día el demonio se le apareció a Santa Teresa de Ávila bajo la forma de Jesús. El demonio pensaba que estaba tan bien disfrazado que Teresa no lo reconocería. Pero Teresa lo descubrió inmediatamente y le dijo que sabía que era el demonio. Antes de retirarse, el demonio le preguntó cómo sabía que no era el Cristo, y Teresa le respondió: “porque no tienes las llagas”

¿Qué ha cambiado entonces? Se puede expresar así, con una imagen bíblica: Ya tenemos anclada en el cielo nuestra esperanza de la victoria.

En Heb 6,18-20: la esperanza … la  tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo [del santuario en el cielo], donde Jesús entró por nosotros como precursor.

Por eso escuchamos en la primera lectura: Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, y luego añade: No temas: yo soy el Primero y el Último, el Viviente

Las dos celebraciones que caen este domingo se entienden a la luz de la Pascua, “Domingo de la Misericordia”, «las heridas de Jesús son un tesoro: de ellas brota la misericordia» (Papa Francisco). Luego tenemos el Domingo de la Familia; el matrimonio es un santo sacramento, una imagen del mismo Dios-Amor. Al mismo tiempo no excluye ese sufrimiento. Asumimos el sufrimiento porque nuestra esperanza está anclada en el cielo.

Los bautizados que somos mayoría no queremos que se destruya la imagen de Dios en la familia del varón, la mujer e hijos, por eso hoy apoyamos el día de la familia que el mismo estado ha instituido.

Finalmente quería compartir con ustedes que ayer cumplí 75 años, y como lo prevé el derecho canónico, puse mi cargo de obispo diocesano a disposición del Papa. Ahora estaré esperando su respuesta. Recen por mí.

Amén.

Mons. Guillermo Steckling

Obispo, Diócesis de Ciudad del Este