El obispo diocesano, Mons. Guillermo Steckling hizo un comentario sobre «la sexualidad, el cristianismo y la ideología». A continuación su blog comentario.
Un tema que nos inquieta como Iglesia diocesana es la cuestión de los «LGTBI+». Se manifiestan en el espacio público personas que se definen así y quieren dar a conocer sus preferencias sexuales no coincidentes con su condición biológica. ¿Qué decimos como Iglesia Católica? Propongo para nuestra consideración tres puntos.
Primero, es justo reconocer que una persona que siente de manera distinta que la mayoría, muchas veces sufre. A la mayoría nos cuesta soportar a los que no son como los demás. A veces hasta se actúa con maldad frente a estas personas diferentes: Se las insulta con apodos, se las descalifica etc. Sufren ellos y sufren sus familiares. Sin embargo, a todo ser humano le debemos respeto, un oído atento y un corazón abierto. Cristo actuaba así, y nos dio el mandato de incluir en su amor a todos. De hacer participar en su nueva vida a todos.
Segundo, Jesús con sus obras y palabras nos enseñó cómo y quién es Dios, pero también nos enseñó cómo y quiénes son el hombre y la mujer. Él mismo es el varón perfecto y en María restauró para siempre la dignidad de la mujer. Jesús nos reconduce al plan original de Dios; por ejemplo, cuando le preguntan sobre el divorcio Jesús nos refiere al principio – «en el principio no era así» (Lc 19,8). Tenemos que volver al diseño del Creador y retomar su plan original. Eso no es nada fácil después de una enorme historia de desobediencia cuyas secuelas a menudo sufren más los menos culpables. Cristo resucitado, con el Espíritu Santo, hará posible lo que nuestras pobres fuerzas no logran. Es esta la buena nueva que ofrecemos también a personas que sienten su sexualidad de manera distinta que la mayoría.
Un tercer punto a tener en cuenta es el ideológico. Digo a menudo que en el empeño por la virtud de la castidad la primera batalla que se debe ganar es la ideológica. No nos dejemos alquilar la cabeza. Cuando se quieren imponer ideas con muchos medios, con dinero y con métodos estratégicos hay que sospechar. Los ideólogos tienen como meta dominar el mundo. El siglo pasado lo lograron mediante y el nazismo y el comunismo y lo siguen haciendo a través de tipo de capitalismo salvaje que no permite control. Hay ideólogos que quieren utilizar el sufrimiento de los que se sienten despreciados porque sus inclinaciones sexuales son diversas. Lo ven como un potencial revolucionario que podrá hacer desaparecer por ejemplo la familia, una institución que resiste al dominio y al pensamiento único y que defiende la vida incluso del más débil.
Ya concluyo, sabiendo bien que esta reflexión podría completarse con muchos puntos más. Sólo quiero motivar a los cristianos a defender la vida y la familia, mostrando a toda caridad cristiana, y firmeza ante las ideologías. No podemos ceder el terreno sagrado del hogar y de la educación de los niños a grupos que quieren introducir sus ideas particulares.
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