El obispo de nuestra diócesis invitó a la feligresía a mirar el pesebre con ojos de fe y ser como los niños que nunca pierden la capacidad de asombro. Lo dijo en la Misa de esta noche en la Catedral de Ciudad del Este.
Mons. Guillermo Steckling en su homilía de la misa de nochebuena, pidió a los presentes observar bien el pesebre y contemplarlo con ojos de fe. “Tengamos en cuenta su trasfondo: Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador, pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió primero a varios profetas y, finalmente a su Hijo eterno que también lo llamamos Palabra eterna, para rescatarnos de la esclavitud del pecado”.
“Para comprender algo hay que acercarse al pesebre como los niños, debemos mantener viva la capacidad de asombro”, expresó.
“Es asombroso que este niño haya nacido en Belén”
La primera cosa que llama la atención: el Salvador no ha nacido en su casa sino en Belén. Se creía que el Salvador tenía que nacer en Belén porque era la ciudad natal del Rey David, pero la Sagrada Familia vivía en Nazaret.
¿De qué manera José y María llegan a Belén? Mandados por el decreto de un lejano emperador, Augusto. ¿Augusto entonces es más grande – o lo es Jesús? – ¡Un mes del año lleva hasta hoy el nombre de este emperador romano!-
La intención de Lucas es presentar, en contraposición a los reclamos del emperador Augusto, a Jesús como el Salvador y la fuente de la paz.
“Es asombroso que su nacimiento haya sido anunciado primero a los pobres”
«Hoy en la ciudad de David ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor»
Escuchemos parte de una meditación del Papa Francisco, de la Navidad del año pasado:
“Vayamos más allá de las luces y los adornos, que son hermosos, y contemplemos al Niño. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos.
El Pan de vida debe ser alimentado, el creador del mundo no tiene hogar.
Hoy todo se invierte: Dios viene al mundo pequeño. Su grandeza se ofrece en la pequeñez. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. El Altísimo indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Esto es lo que podemos pedir a Jesús para Navidad: la gracia de la pequeñez.”
“La presencia de Dios entre nosotros lo cambia todo”
Jesús hoy es un recién nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también uno de nosotros.
Dios no se ha contentado con amarnos mediante un amor de munificencia; esto lo hizo cuando Jesús, el Verbo Eterno… al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra (Juan)
Por último, el obispo insistió en no dejar solo a Jesús en Navidad “es su cumpleaños”.
Ciudad del Este, 24 de diciembre de 2022
Oficina de Comunicación y Prensa, Diócesis de Ciudad del Este
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