En el marco de la tercera edición de la ‘Expo VocacionArte’, celebrada este domingo 25 de agosto, Mons. Pedro Collar Noguera, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este, estuvo presente en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Km. 7, barrio Ciudad Nueva, donde presidió la Santa Misa. Durante su homilía, el obispo destacó la importancia de este evento y reflexionó sobre el significado de la vocación en la vida cristiana.
Mons. Collar inició su homilía recordando que este domingo es el día del Señor, un momento propicio para celebrar la fe en Cristo muerto y resucitado. Así también felicitó a los miembros de la Pastoral Vocacional Diocesana y Pastoral Juvenil por su dedicación en la organización de «Expo VocacionArte«. El lema que ha guiado esta iniciativa fue: “En oración, desde nuestra vocación, llamados a ser peregrinos de esperanza en un camino sinodal”. “Este lema resalta no solo el año de la oración que se vive en Paraguay, sino también la relevancia del Sínodo sobre la sinodalidad que comenzó hace tres años y culminará en Roma en octubre próximo, así como el año jubilar convocado por el Papa Francisco que dará inicio en diciembre”, agregó.
El prelado invitó a los asistentes a reflexionar sobre su vida, su vocación y su relación con Dios, especialmente en un contexto marcado por el egoísmo, la violencia y la incertidumbre. Resaltó que es esencial cultivar la cercanía en las comunidades y mantener viva la esperanza.
En su mensaje, el obispo subrayó dos pasajes bíblicos correspondientes a la liturgia de este domingo y planteó preguntas fundamentales sobre la vocación. La primera reflexión se centra en el verbo «escuchar«. Citó a San Pablo al afirmar que «la fe viene precisamente de escuchar la Palabra». “La vocación nace de una experiencia personal de fe donde se percibe un llamado especial de Dios. Es a través de esta fe que se revela el carácter vocacional de nuestras vidas”.
El segundo verbo es «conocer». Mons. Pedro explicó que conocer desde una perspectiva bíblica implica una experiencia profunda y amorosa. “Solo quien ama verdaderamente puede conocer al otro y detenerse en los detalles más significativos. La vocación surge del amor; es una respuesta al llamado divino que busca manifestar los ideales y el estilo de vida propuestos por Jesús”.
Finalmente, abordó el verbo «seguir». “La vocación implica un compromiso con el discipulado, donde se busca cumplir no solo con los deseos propios sino con los planes de Dios. Seguir a Cristo significa renunciar a ciertas comodidades y perspectivas materialistas para abrazar valores como la filiación, fraternidad, justicia y dignidad.
Por último invitó a todos a responder con valentía al llamado divino, recordando las palabras decisivas de Josué y Pedro: «Yo y mi familia serviremos al Señor» y «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”.
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