“La Navidad una fiesta de fe y esperanza”
Ya hemos atravesado cuatro semanas del tiempo de adviento preparándonos para celebrar la navidad. Durante estos días la primera semana hemos contemplado como guía al Profeta Isaías que anuncia la venida de un Rey cuyo reino no tendrá fin, luego durante la segunda y la tercera semana miramos a Juan el Bautista, el precursor del Mesías y finalmente hoy, cuarto domingo, nos encontramos con la imagen de la Virgen María la madre de Jesús. Al culminar este tiempo de Adviento, dejemos que este anuncio del ángel a María, nos hable al corazón. Estamos en la víspera de la navidad, ya no queda tiempo para la fiesta del nacimiento de Jesús, hagamos lo posible para que ese día sea ocasión de mayor alegría por la cercanía de Dios con su pueblo.
En la primera lectura del II Libro de Samuel (IIS 7, 1-5. 8b-12. 14ª. 16) dice “Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”. De esta manera a través de la figura del Rey David se anuncia la venida del Rey eterno que es Jesús.
La segunda lectura de la Carta de san Pablo a los Romanos (Rm 16, 25-27) manifiesta que la profecía anuncia la revelación del misterio que estuvo en secreto desde siempre “…conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas…” Jesús el Hijo de Dios se ha manifestado encarnándose en el seno virginal de María.
El evangelio de san Lucas (Lc 1, 26-38) nos presenta la escena de la anunciación y el milagro de la encarnación de Jesús: “En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María”. Con esto se va concretando la realización de la promesa anunciada por los profetas.
1- Dios tiene un proyecto para cada uno
El pecado que marca la historia humana desde sus comienzos, ha herido profundamente nuestra naturaleza provocando situaciones desgarradoras en las familias, los pueblos y las instituciones. Ante esta situación Dios estableció un plan desde los orígenes para ofrecernos la oportunidad de superar el flagelo del mal que nos aqueja. Cada ser humano está llamado a superar el pecado, la desgracia del mal; éste es plan de Dios a favor nuestro, recatarnos del yugo del pecado.
Para la realización de este proyecto, Dios Padre escoge a María para ser Madre su Hijo Jesús quien viene a traer la paz para todos, éste es proyecto de Dios. El nacimiento del Niño Dios en el portal de belén es un regalo inigualable de nuestro Padre Dios a favor de toda la humanidad. El niño Jesús es la medicina que cura todas las heridas del pecado.
En su infinito amor, Dios quiere que su Hijo eterno asuma nuestra condición humana para, a través de su pascua, comunicarnos la vida divina.
Esto nos anima a luchar con esperanza ante las realidades que nos amenazan como son: las injusticias, la inequidad, la explotación, la violación de los derechos y la dignidad de las personas, etc. todas estas realidades deberán ser superadas con la venida del salvador.
2- María prototipo de una humanidad redimida
La Virgen María una humilde campesina predilecta de Dios fue preservada de todo pecado desde su concepción para ser la madre de Jesús, ella es la modelo a la perfección para ser imitada en su santidad. Ella la inmaculada, recibe la encarnación del Hijo de Dios. En el evangelio de san Lucas nos presenta la escena de la anunciación donde ella recibe la visita del ángel Gabriel que anuncia con palabras bellísimas: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios”
Así como María es agraciada a los ojos de Dios, nosotros estamos llamados a imitarle y así como ella engendra a Jesús en su seno virginal, nosotros debemos engendrar a Jesús en nuestras obras, palabras y acciones. Pedimos que el Niño Dios esté siempre presente en nuestra vida con su ternura, candor e inocencia.
María ocupa un lugar destacadísimo dentro del plan de salvación. La elección de María es también un reconocimiento y homenaje a todas las mujeres como fuentes de la vida, como corazón de la familia que es el supremo valor de la sociedad, como constructoras de la sociedad donde reine la paz, la justicia y bienestar de todos donde se vive el amor a Dios y al Prójimo.
Conclusión
Que en estas lecturas de la palabra de Dios, haga crecer la fe y la esperanza en tantos hogares afectadas por la pobreza y la enfermedad, que todos experimenten la paz y el amor. María a pesar de su juventud, responde al anuncio del ángel con humildad, con una entrega sin límites y con una fe que supera toda ponderación: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Que se cumpla también en nosotros eso que Dios ha planeado para cada uno.
Que la paz y el amor que nos trae el niño Dios nazcan en el corazón y que María además de ser nuestra madre, ella sea nuestra inspiración para vivir con alegría estas fiestas recibiendo la navidad como oportunidad para empezar de nuevo a enfrentar la vida con ardor, con fuerza y entusiasmo. Que las diversas injusticias ni las dificultades de la vida nos roben la alegría de las fiestas navideñas, porque Dios está con nosotros, el “Enmanuel”.
Por: Pbro. Ángel Collar
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