Las lecturas del domingo pasado, tenía como tema común la paz como un llamado a cada bautizado a ser instrumento de esa misma paz, así como canta la oración de san Francisco de Asís “hazme un instrumento de tu paz”. Como prolongación de esa reflexión, hoy las lecturas hacen un fuerte llamado a practicar el amor, la caridad con el prójimo como expresión de amor a Dios.
La primera lectura del libro de Deuteronomio (Dt 30, 10-14). Es una invitación a creer en la palabra de Dios que llama al amor; no hace falta ir al cielo o más allá del mar para buscar su explicación. El amor es una realidad concreta y evidente que está en el corazón de cada uno y en la boca para que la practiquemos. Lo más importante es la vivencia práctica.
La segunda lectura de la carta de Pablo a los Colosenses (Col 1, 15-20), nos muestra quién es el fundamento del amor universal enseñado por Jesús: el hecho de que Él es el Verbo de Dios que creó todo el universo. “Todo fue creado por Él y para Él”.
En el evangelio de san Lucas (Lc 10, 25-37), con la parábola del buen samaritano Jesús nos muestra cómo hay que entender y vivir la caridad y el amor, es decir, como debemos amar al prójimo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”.
1- La pregunta ¿Quién es mi prójimo?
En diversas ocasiones cuando alguien pronuncia la palabra prójimo, se refiere al indigente, al necesitado, los insignificantes dirían algunos teólogos; como ejemplo podemos mencionar al mendigo de la calle, este es un prójimo porque da pena, afecta el sentimiento; lastima el corazón y la vista ver a un semejante en esta situación, muy denigrante; otro ejemplo puede ser aquellas personas que se dedican a rebuscar comida en las basuras, es denigrante ver estos hechos; hay muchos otros ejemplos. Es importante aclarar que prójimo es algo más que aquella situación que pueda generar penas en uno.
Al parecer para el letrado del evangelio que se hacercó a Jesús, de por sí no todas las personas son nuestro prójimo. “Próximo” significa el que está más cerca de nosotros. Los alejados no son nuestro prójimo. El maestro de la ley se acerca a Jesús no con buenas intenciones, sin embargo, la situación fue aprovechada tanto por Jesús como por el maestro de la ley para una buena enseñanza. Jesús enseña que prójimo es aquel que se acerca al desconocido que se encuentra necesitado y le asiste. El maestro aprovecha la situación, a toda costa quiere poner límite, desde donde y hasta donde uno puede ser prójimo. ¿Hasta dónde se puede considerar a una persona como prójimo? ¿Es suficiente amar a los de mi grupo, mi movimiento, a los que viven en mi manzana, barrio, ciudad o país?, según la mentalidad de los judíos no se puede ultrapasar estos límites.
Jesús no responde directamente a la inquietud del maestro de la ley, sino más bien cuenta la parábola del evangelio “El Buen Samaritano”.
2- El amor oblativo
En el desarrollo de la parábola, Jesús habla de un hombre cuyo nombre y nacionalidad se desconoce, sencillamente dice que es “un hombre”, que cae en manos de unos bandidos dejándole medio muerto, por lo tanto es un necesitado que está en una situación extrema. Ante la desgracia del hombre herido y medio muerto, Jesús pone tres personajes con unas llamativas actitudes cada una de ellas, primero: un sacerdote que vio al pobre hombre malherido, dio un rodeo y se pasó de largo, en segundo lugar: aparece un levita, que hizo lo mismo, “al verlo se pasó de largo”, ahora bien, un tercer personaje: un samaritano, persona despreciable por los judíos, tomó una actitud totalmente distinta al de los dos primeros.
El samaritano vio al hombre herido y le dio lástima la situación de este desconocido. Vio la necesidad en la que se encontraba y le asistió “Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndola con aceite y vino después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo”.
Lo importante es tener compasión y estar abiertos a las necesidades y los sufrimientos de los otros. Esta compasión manifestada por el samaritano es fértil y oblativo, no permanece estéril. Con este ejemplo Jesús nos motiva a hacernos prójimo de aquellas personas que se encuentra en situaciones de necesidades, mantener con ellas una actitud generosa y solidaria. Jesús induce al maestro de la ley a la conversión, a superar esa mentalidad corta y pobre que pone limitaciones a todos. Es un llamado a no poner límites y restricciones a la caridad y al amor oblativo. A tener una actitud de generosidad y de solidaridad. No practicar ninguna discriminación; estar abiertos a todas las personas y familias, necesitadas. “Los de fuera, quiérase o no, son hermanos nuestros” (San Agustín. Comentario sobre los salmos 32,29)
Jesús nos enseña un amor universal sin límites. La primera lectura es una invitación a creer en esta enseñanza. No hay necesidad de ir muy lejos si eso está en el corazón y en la boca. Y la segunda lectura nos muestra el fundamento de toda caridad es el mismo Jesús: “Él es el Verbo de Dios que creo todo”, el evangelio concretiza la practica de la caridad.
Conclusión
San Agustín de Hipona decía: “Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado”. El hombre que cayó en manos de unos bandidos, fue auxiliado por un samaritano que no podía traicionar su humanidad. Ese peso del amor le inclinó hacia el desconocido al costado del camino. Que nuestro peso sea el del amor a Dios que se manifiesta en este amor concreto sinfronteras hacia el prójimo.