San Blas es el patrono del Paraguay y de la Diócesis de Ciudad del Este. Cuenta la historia, que Blas era doctor en medicina en la ciudad de Subaste, Armenia y practicaba su arte de curar, especialmente a favor de los más pobres, sin ganas de lucro en dinero, sino por servir a los hermanos. Por su vida ejemplar fue elegido sacerdote y posteriormente obispo de su ciudad natal.
Su predicación era admirada porque comprobada las palabras con el testimonio de su vida santa y con milagros, muchos se convertían y, por eso fue perseguido por los paganos del Imperio Romano. Tanto que un día el gobernador de Capadocia y Armenia mandó detener al obispo Blas y otros cristianos que habían huido a los montes.
Mientras era llevado al lugar del martirio apareció una madre suplicante, con su hijo que agonizaba por habérsele atravesado en la gargantea una espina de pescado. Blas signó con su mano la garganta con la señal de la cruz, oró y el joven volvió a estar sano y salvo.
San Blas murió decapitado el tres de febrero del año 316 y sus reliquias eran venerandas por todas partes, tanto que los cruzados las habrían traído hasta el occidente, creando así una gran devoción popular al Santo protector contra los males de la garganta.
San Blas también es considerado patrono de los locutores.