El poder de la palabra

HOMILÍA

DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

En la cotidianeidad de la vida, ordinariamente nos encontramos con diversas situaciones en la familia, en el trabajo, en el estudio, en la carretera, entre los amigos y vecinos. En todas estas circunstancias aparecen ocasiones para las críticas, ya sea constructivas o destructivas.

Las lecturas de hoy nos ofrecen luces para enfocar nuestra mirada hacia una actitud positiva y constructiva para no dar ocasión a las palabras y criticas destructivas y al mismo tiempo nos invita a la coherencia de la vida.

La primera lectura del libro del Eclesiástico (Eclo 27, 4-7), es una advertencia para no caer en la imprudencia de calificar o descalificar al prójimo; es necesaria la paciencia y una buena observación antes de cualquier juicio relacionado al prójimo. “No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona”.

La segunda lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corintios (1Cor 15, 54-58), presenta un mensaje lleno de esperanza donde afirma que nuestra naturaleza débil y caduca se revestirá de incorruptibilidad. “Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?”

En el evangelio de san Lucas (Lc 6, 39-45) Jesús se refiere, con particular agudeza, a las relaciones sociales con el binomio crítica autocritica “¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?”. Es una enseñanza muy necesaria para buenas relaciones humanas, y sobre todo para tener mayor objetividad a la hora de apreciar o valorar al prójimo.

1- La gracia de la palabra

El ser humano posee una característica peculiar que lo diferencia de los demás seres de la creación: es la palabra como medio de comunicación (los animales se comunican por medio de sonidos y movimientos). Gracias a la palabra manifestamos nuestras necesidades básicas, expresamos nuestros sentimientos, compartimos proyectos, hacemos negocios, manifestamos nuestra fe en Dios elevando plegarias de acción de gracias, de alabanzas y de pedidos, etc.

Es importante tener presente el enorme poder que tienen las palabras. Una palabra positiva puede estimular enormemente el ánimo, puede iluminar la vida de los demás, así como una palabra cargada de veneno como también las calumnias y las mentiras pueden causar un daño incalculable. Es escandalosa la desvergüenza de muchas personas que ponen a circular calumnias y dan falso testimonio en las redes sociales y otros medios de comunicación. Es enormemente dañino el chisme emitido sobre el prójimo.

La primera lectura nos invita a examinar atentamente nuestro lenguaje: qué decimos, con qué ánimo y cómo lo hacemos. Es importante no sólo el contenido (lo que decimos) sino también la forma (cómo lo decimos, con qué intención). A través de las palabras proyectamos lo que guardamos en lo profundo del corazón.

Examinemos nuestras expresiones sobre todo cuando emitimos palabras relacionadas con los demás, busquemos siempre el bien del prójimo actuando con prudencia y discreción salvaguardando la honorabilidad y la fama del hermano.

2- Inmisericorde con los demás

Jesús con sencillas palabras pone al descubierto una realidad que experimentamos todos los días: somos observadores muy agudos para captar los defectos, equivocaciones y errores de las personas que nos rodean, pero somos incapaces de ser autocríticos y reconocer nuestros propios errores y defectos. “¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?”

Con mucha facilidad asumimos el rol de víctimas. Si nos va mal en el colegio, es porque el profesor nos tiene “entre ojos y nos marca”; si tenemos un accidente en la vía pública es por culpa de otros conductores o de un peatón imprudente. Cuando estalla un escándalo de corrupción, el acusado afirma que es víctima de una persecución,

Si resistimos en reconocer nuestros errores, si toda una sociedad no acepta la verdad de lo que acontece (injusticia, explotación, pobreza, corrupción, narcotráfico, miles de hermanos desplazados, aborígenes violados en sus más mínimos derechos), y en cambio sólo criticamos a otros, nunca podremos avanzar hacia un futuro de esperanza. Jesús lo expresa con firmeza con el calificativo “¡Hipócritas! Sácate primero la viga de tu ojo, y entones verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano”.

Conclusión

Que estas sencillas ideas sustraídas de las lecturas de hoy, iluminen el sendero de nuestra vida personal, familiar y comunitaria. Cuidemos nuestras palabras porque tienen un gran potencial para hacer el bien o para destruir.

San Agustín de Hipona decía en una de sus frases célebres “La verdadera perfección del hombre es descubrir sus propias imperfecciones”. Que las lecturas de hoy nos hagan tomar conciencia de nuestras imperfecciones para que podamos acudir a la fuente de la perfección que es Dios misericordioso, Padre amoroso de todos.

Con espíritu de humildad, reconociendo a nuestro padre Dios misericordioso, moderemos nuestro hablar y mejoremos nuestra actitud en la relación con los demás.