PERFIL TEOLÓGICO DE LA EVANGELIZACIÓN

Como Iglesia Diocesana queremos anunciar y testimoniar con alegría a Jesús de Nazaret: verdadero hombre y Dios, Hijo del Padre, enviado para anunciar y realizar el Reino de Dios para nuestra salvación (Jn 3, 16)

PERFIL DE LA IGLESIA QUE QUEREMOS CONSTRUIR

Como Iglesia Diocesana queremos ser: Misionera, Orante, Sensible y Kerigmática.

Pueblo de Dios: comunidad redimida, santa y pecadora, peregrina en la historia hace presente el reino de Dios (Mt 13); familia de las familias de Dios, cuya solidaridad y fraternidad sea reflejo de nuestra fe; proclamada como Iglesia, Una, Santa, Católica, y Apostólica, vivida en comunión con el Obispo diocesano.
Evangelizadora: que proclama con alegría la Buena Nueva de Jesús, anuncia y da testimonio del Reino de Dios entre los hombres y denuncia todo lo que se le opone, con su dinamismo misionero y profético a ejemplo de nuestro Santo Patrono San Blas Obispo y Mártir.

Servidora: a ejemplo de María modelo de servicio eclesial en América Latina, atenta a las necesidades de las personas concretas, construyendo comunidades cristianas. Creativas para que la Palabra de Vida llegue al corazón de los hombres y los transforme en protagonista de un verdadero cambio en la sociedad.
Liberadora: comprometidas con las transformaciones personales y estructurales. Atenta y capaz para el dialogo profundo y sincero con los nuevos interlocutores de hoy. Encarnada en la realidad y fiel a los signos de la presencia de la acción del Espíritu Santo en los pueblos y culturas.

Comunitaria: centrada en la Eucaristía, fermento de unidad y sacramento de comunión; madre y maestra, acogedora e integradora de la persona, comunidades, movimientos y parroquias en la Diócesis. Donde cada uno tenga un lugar, una tarea específica, un espacio de servicio.
Ecuménica: dialogante, pluricultural, abierta al intercambio y al discernimiento de los caminos de Jesús en el desarrollo de nuestra historia humana, a partir de su propia identidad diocesana.

PERFIL DE LA PERSONA HUMANA QUE QUEREMOS SER Y FORMAR

Como Iglesia diocesana buscamos: Ser discípulos de Cristo con actitud misionera, hombres y mujeres de oración, dóciles al Espíritu Santo, a ejemplo de la Virgen María, para evangelizar con alegría y ser portadores de esperanza en el mundo.

Ser hombres y mujeres honestos, solidarios y fraternos, coherentes con la fe que profesamos por el bautismo. Ser sensibles a las necesidades del ser humano.
Tener espíritu de servicio consiente de nuestra dignidad de hijos de Dios, autocríticos, dispuestos a dialogar y abiertas a las diversas culturas.

Estar en comunión con Dios y con nuestros hermanos, proponiéndonos a ser hombres y mujeres organizados y capacitados para el trabajo en equipo.
Ser profetas que buscan la liberación integral del hombre, que anuncian la buena nueva y denuncian las incoherencias, hombres y mujeres con principios éticos; capaces de superar las supersticiones e ideologías; que tengan conocimientos teológicos, pastorales y sociales actualizados; que sean ciudadanos protagonistas en la búsqueda del bien común, en la construcción de una sociedad donde reina la justicia, el amor, y la paz y una Iglesia Orante Misionera-Kerigmática, Sensible y Eclesial.

Ser evangelizadores en nuestro ambiente, hombres y mujeres conscientes de su vocación cristiana, comprometidos/as con la Iglesia, siendo testigos de Cristo resucitado vivo y actuante.

Ser misioneros desde nuestra identidad católica, hombres y mujeres con una apertura a las diversas culturas, religiones y confesiones, conscientes de que Dios se revela a todos y de muchas formas, misioneros/as, como Cristo lo fue del Padre.

Ser transformadores de la sociedad, hombres y mujeres que conozcan su realidad y busquen respuestas a la misma a la luz del magisterio de la Iglesia.

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