El Obispo presidió la Vigilia Pascual en la noche de este Sábado Santo en la Catedral de Ciudad del Este y pidió dejar de buscar a Dios entre el pesimismo, lamentaciones y depresiones, sino buscarlo en la Palabra de la Sagrada Escritura, en la comunidad, entre amigos y así fortalecer la fe. Mons. Steckling dijo que esta es la noche donde Cristo ha vencido a la muerte y por eso debemos estar felices porque Jesucristo resucitó y está con nosotros, ese es el sentido que le da a esta pascua.
Aquí la homilía completa.
Queridos hermanos y hermanas.
En la primera parte de nuestra vigilia Pascual hemos recorrido el largo tiempo de adviento de la humanidad. El fuego nos recuerda el lugar donde nuestros ancestros nos transmitían las tradiciones y creencias. Luego repasamos la historia del pueblo elegido, comenzado en Abrahán, liberado de la esclavitud con Moisés y conducido e interpelado por los profetas.
En todo esto reconocemos la búsqueda de Dios quien paso a paso se da a conocer. ¿Dónde hay que buscar a Dios hoy?
El grupo de las mujeres del evangelio hacen una visita piadosa al cementerio. Buscan a Jesús entre los muertos. Recuerdan y lamentan la desilusión, la pérdida de un gran hombre de Dios y el fracaso de un proyecto esperanzador. Pero Jesús no se encuentra ahí, en el sepulcro.
Tal vez también nosotros hemos buscado a Dios en lugares donde no está. Dios manda a dos jóvenes para reorientar a estas mujeres. Las cuestionan: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc 24,4).
¿Dónde hay que buscar a Dios a partir de la pascua de Jesús?
En medio del desconcierto y temor, los dos jóvenes les dan dos indicaciones a las mujeres: que Jesús está vivo, y que él mismo había preanunciado su resurrección. Leemos después: Y las mujeres recordaron sus palabras. A Jesús se le debe buscar entre los vivientes y en las palabras de la Biblia.
Superado el primer desconcierto y miedo, ahora María Magdalena y sus amigas ya tienen algo nuevo que contar y se encaminan para compartir la gran noticia.
Esto último también es parte de la búsqueda de Dios: compartir nuestra experiencia con otros. En aquella mañana hay todavía incredulidad, pero como resultado, en Pedro ya comienza a brotar la fe: leemos que: corrió al sepulcro y regresó lleno de admiración. Nos toca hacer nuestro el mensaje de este evangelio.
Dejemos ya de buscar a Dios entre los muertos, a través de lamentaciones, pesimismo y depresiones. Busquemos al Dios vivo y a Jesucristo vivo en las palabras de la Sagrada Escritura que nos iluminarán. Busquemos a Dios en comunidad, encontrando a sus apóstoles y amigos y así fortaleciendo nuestra fe.
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