Miércoles de ceniza, tiempo de conversión y renovación
Los obispos reunidos, en el contexto de nuestra asamblea general ordinaria número 233 y en un marco de reflexión y profunda espiritualidad, evaluamos el tiempo que vive hoy la humanidad y la Iglesia universal y local.
Creemos propicio este momento para orientar nuestras ideas hacia el Pueblo de Dios y todas las personas de bien:
Hagamos el bien a todos. Este tiempo de cuaresma es un momento especial en el que debemos abocarnos a la conversión personal y comunitaria; nuestro país necesita cambios urgentes y radicales para garantizar una sociedad más justa, equitativa y solidaria, lo cual puede darse a partir de una profunda conversión y cambio de mentalidad.
En este tiempo de cuaresma todo paraguayo está llamado a practicar el bien, con gozo y alegría, “ésta llamada a sembrar el bien no tenemos que verla como un peso, sino como una gracia con la que el Creador quiere que estemos activamente unidos a su magnanimidad fecunda” (mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2022)
La mala cosecha es producto de una mala siembra, la cosecha generosa es producto de una siembra generosa. Este tiempo también es oportuno para reflexionar sobre todo lo que está aconteciendo en el mundo y en nuestro país. Causa una gran tristeza y pena el conflicto bélico entre dos países hermanos, Rusia y Ucrania. Pedimos rezar por la paz y el cese de la violencia.
El narcotráfico y su contaminación con la esfera política, vínculo con instituciones públicas y servidores públicos es evidencia de una mala siembra que no supimos controlar a tiempo como sociedad. Es grave y preocupante el avance de este mal endémico que enferma y lastima severamente a nuestro país, pero aún estamos a tiempo “No nos cansemos de hacer el bien”.
“La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la gran esperanza de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, carta enc. Spe salvi, 3; 7)”.
En esta Cuaresma depositemos nuestra fe y esperanza en Cristo resucitado y no nos cansemos de orar por nuestro pueblo y por el mundo entero.
Caridad y sensibilidad como bandera de la misión. Este año estamos celebrando con mucha algarabía en toda la Iglesia el año del laicado con el lema “Al instante se pusieron en camino para anunciar a Cristo” (Cf Lc 24, 33-35) y queremos invitar a todos los hermanos laicos, obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, religiosos y las diversas comunidades cristianas a participar haciendo el bien en caridad activa hacia el prójimo.
Pongámonos en camino y visitemos a los enfermos, ancianos y los hermanos en situación de calle. La cuaresma es tiempo oportuno para que cada uno tomemos nuestra bandera y nos acerquemos donde están “hermanos y hermanas heridos en el camino de la vida” (cf. Lc 10, 25 – 37). Hacer el bien también es escuchar, sanar y ayudar a los más pequeños e indefensos.
Caminemos juntos. En este año particular por el sínodo de sinodalidad reconocemos la gran virtud que tenemos como pueblo. Nuestra tierra es fértil para la sinodalidad que significa “caminar juntos” para asumir y encarar, con coraje y en espíritu sinodal, los cambios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera al servicio de la vida plena de nuestro pueblo.
Ante los grandes desafíos que tiene nuestro país en estos tiempos y ante la necesidad de una verdadera conversión personal y comunitaria invocamos a Nuestra Madre María, para que a través de su intercesión, podamos erradicar los males de nuestra sociedad y sembrar buenas semillas para cosechar buenos frutos.
Fuente: Oficina de Comunicaciones y Prensa CEP
Leave a Reply