Mons. Steckling recuerda en Misa de la Cena del Señor que Cristo nos dejó tres herencias

El Obispo diocesano, Mons. Guillermo Steckling presidió este jueves 18 de abril en la Catedral de Ciudad del Este la Misa de la Cena del Señor y la ceremonia del lavatorio de pies, recordó que “Cristo nos deja tres herencias: la eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento nuevo del amor”. Mencionó, además que “hoy celebramos el amor de Dios que se hace ver en Jesús y así cumplimos el mandato: hagan esto en memoria mía”.

A continuación la homilía completa.

Queridos hermanos y hermanas,
Hoy, en la última cena, Cristo nos deja tres herencias: la eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento nuevo del amor. ¿Existe una conexión entre estos tres, la eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento nuevo?


Parece una pregunta interesante. Cierto, es bueno concentrarse en cada una de estas tres realidades espirituales aparte. Son profundas y aun procurando, a veces basta contemplar un sólo aspecto. Por ejemplo: la presencia real de Jesús en la Santa Misa, que profundizamos en la adoración del Santísimo; el misterio del Sacramento del Orden cuando el sacerdote en los sacramentos actúa en lugar de Cristo, “in persona Christi”; la autoridad de Cristo que se expresa en el servicio del lavatorio de los pies.

Todo eso ya es digno de admiración – pero vamos a intentar hoy de interconectar los tres grandes regalos que nos deja el jueves santo, aunque sea trazando sólo dos o tres líneas. Y vamos a ver también las consecuencias de estas conexiones. Para eso vamos a fijarnos el encargo que nos deja hoy Jesús: Hagan esto en memoria mía (1 Cor 15,24).

Una primera conexión entre los tres regalos del día de hoy: este mandato hace ver con claridad que la eucaristía está relacionada con el sacerdocio.
Hagan esto en memoria mía, eso lo dice Jesús en primer lugar a los apóstoles. Sin ellos, sin sacerdotes no hay Eucaristía. Esto la Iglesia siempre lo ha enseñado así.
Consecuencia de esta conexión es que no basta querer tener misa. Siempre los creyentes piden la Santa Misa, y esto hace ver que se tiene fe. Queremos misa pero ¿qué hacemos para tener sacerdotes?

Creo que falta todavía que hagamos nuestra la preocupación del mismo Jesús que haya suficientes obreros para su cosecha. Sabemos que esto puede implicar un sacrificio, puede implicar entregar un hijo a Dios. Pero sólo así haremos también nosotros posible que se cumpla el mandato: Hagan esto en memoria mía. Podemos hacer una segunda conexión, esta vez entre eucaristía y caridad. Hagan esto… parece que no se refiere sólo al rito de la misa. La eucaristía está también conectada con el nuevo mandamiento del amor que exige entregar todo nuestro ser en servicio de los demás. Hemos escuchado en el evangelio de San Juan que Jesús amó a los suyos «hasta el extremo» (Jn 13,1) pero luego Juan no nos presenta el relato de la última cena sino parece que lo sustituye con el lavatorio de los pies.

Para enseñar el nuevo mandamiento del amor Jesús hace la función del esclavo, y primero no explica nada. Recién al final dice: hagan lo mismo que yo hice con ustedes (Jn 13,15).
Como consecuencia, caemos en la cuenta que la eucaristía nos compromete. San Juan Crisóstomo escribió una vez: ¿Quieren ustedes honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecien cuando lo vean cubierto de harapos.

En la misa debemos comulgar con todo el cuerpo místico de Cristo, no sólo con la Cabeza, que es Cristo, pero separándonos de los miembros, que somos todos nosotros, la Iglesia.
La eucaristía es comunión de caridad también con la Iglesia y con los más humildes hermanos de Jesús (Mt 25).
Eucaristía, sacerdocio y caridad – estos tres van siempre juntos Y contemplando todo lo acontecido caemos en la cuenta: este banquete pascual puede salvar al mundo.
Celebramos hoy el amor de Dios que se hace ver en Jesús. Cumplimos así el mandato: hagan esto en memoria mía…
Pero además de celebrar damos también nuestra vida con él, según el segundo mandato: hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

Leave a Reply

Your email address will not be published.