“El Espíritu Santo congrega en la unidad a cuantos participan en la Eucaristía” fue el tema desarrollado el 25 de enero en el segundo día del novenario a San Blas, realizado en la Catedral de Ciudad del Este en el horario de las 19:00. La Misa fue presidida por el P. Ecar Rolón de la Parroquia San Joaquín y Santa Ana y concelebrada por los sacerdotes P. Ernesto Zacarías, párroco anfitrión y el P. Maximino Peña perteneciente a la Parroquia Virgen de Fátima, ciudad Pdte. Franco.
El responsable de la prédica fue el P. Maximino Peña quien explicó la acción del Espíritu Santo en el momento de la eucaristía e invitó a la feligresía de participar en la misa “con un corazón dispuesto a sentir la presencia del Espíritu Santo”.
“El Espíritu Santo es el que anima, vivifica a la iglesia… no nos deja solos, no nos deja huérfanos”, agregó. Luego dio el siguiente ejemplo: “Es como la olla que está sentada sobre el fuego, y cuanto más fuego se le coloca debajo, más la olla hierve y más rica es la comida” por tanto, “el Espíritu Santo es como la leña del fuego que está ahí y la olla sería la Iglesia, que para vivir necesita de esa fogata, del Espíritu Santo”.
Así también explicó que el Espíritu Santo actúa en la eucaristía, y en un momento dado de la misa, el sacerdote invoca la presencia del Espíritu Santo “y el Espíritu Santo obedece al sacerdote, baja del cielo y transforma el pan y el vino en la presencia real de Jesús”.
En tal sentido el sacerdote invitó a la feligresía a “vivir la eucaristía y no solo a celebrar, venir con ese corazón dispuesto a sentir la presencia del Espíritu Santo, porque está vivo, es real y está actuando en medio del pueblo y del altar.
Por otro lado explicó que comulgar “significa participar con Cristo, con todos nuestros hermanos y que seamos agentes de participación, agentes de comunión. Muchas veces somos agentes de división en muchas parroquias, comunidades, capillas; hay agentes de pastorales que viven divididos. No podemos estar divididos. Estamos obligados a buscar siempre la unidad, así estamos siendo testigos de Jesucristo, instrumentos de Jesucristo”.
Por último concluyó: “que la eucaristía nos lleve a vivir estos compromisos y que seamos testigos de Jesucristo siendo agentes de unidad, de participación de comunión”.