Domingo de Pentecostés Ciclo A

Homilía del Pbro. Angel Collar

INTRODUCCIÓN

Hoy la liturgia nos presenta la solemnidad de Pentecostés, cincuenta días después de pascua fue enviado el Espíritu Santo sobre los apóstoles y María. Los dones del Espíritu Santo, recibidos por los Apóstoles y la Madre de Jesús reunidos en oración, son el comienzo de la obra evangelizadora de la Iglesia.

En esta solemnidad la primera lectura, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos presenta aquella escena donde aparecieron lenguas de fuego que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos del Espíritu Santo… María la madre de Jesús estaba también allí

El Salmo es un canto al Espíritu en forma de petición a Dios: envía tu Espíritu Señor y repuebla la Faz de la Tierra.

La segunda lectura, la carta de San Pablo a los corintios, nos presenta de que forma actúa el Espíritu Santo sobre los bautizados para el bien de la comunidad. Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu, hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor, hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos, pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.

EL SIGNIFICADO DE LA EXPERIENCIA DE PENTECOSTÉS VIVIDA POR LOS APÓSTOLES
1- En primer lugar, Pentecostés es el cumplimiento de una promesa que el Señor les había hecho a los apóstoles en repetidas ocasiones. Después de su resurrección, les había confirmado esta promesa hecha durante su ministerio apostólico: “Dentro de pocos días ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo” (Hechos 1, 5). Por lo tanto, esta fiesta del Espíritu Santo es la garantía del cumplimiento de la promesa de Jesús, prometió y cumplió.

2- En segundo lugar, Pentecostés es la culminación de la misión que el Padre le había confiado a su Hijo Jesús. Cristo resucitado y glorificado concluyen su misión con este sublime regalo; como lo recitamos en el Credo, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Pentecostés es la plenitud de la Pascua. Jesús termina su misión en la tierra y le da espacio al Espíritu Santo.

3- En tercer lugar, Pentecostés es la conformación de la comunidad eclesial como el lugar donde recibimos el don de la fe, escuchamos la Palabra, oramos, compartimos el Pan. Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. En este día es muy importante subrayar el carácter indispensable de la comunidad eclesial, ya que nuestras actitudes muchas veces denotan gestos fuertemente individualistas; el yo pretende ser el centro de nuestro pequeño universo individual. En la experiencia cristiana de Pentecostés, el yo aislado carece de sentido; el yo sólo puede crecer dentro de un nosotros comunitario, en otras palabras, la persona crece únicamente en un contexto comunitario eclesial.

4- Finalmente, Pentecostés es también el punto de partida de la misión de la Iglesia. La fuerza comunicada por el Espíritu Santo los convirtió en sus testigos en Judea, en Samaria y los llevó hasta los confines de la tierra.

Después de experimentar durante la cuarentena unas sensaciones encontradas de crisis, de silencio, oración, inseguridad, pausa casi en todas las actividades, oportunidades para la reflexión, las constantes quejas contra lo que está pasando y al mismo tiempo abundantes gracias y bendiciones; la solemnidad de Pentecostés es una invitación para reconocer la oportunidad de renovar nuestra vida: envía tu Espíritu Señor y repuebla la Faz de la Tierra, la experiencia nos enseña que las bases de una humanidad sana y capaz son la solidaridad, la fraternidad, la generosidad, la oración tanto personal y comunitaria.

El Papa Francisco ha dicho que todos estamos en una misma barca, yo estoy de acuerdo con el santo Padre, aunque muchos creen que cada uno estamos en una barca diferente debido a las diferentes experiencias y situaciones que cada persona vive. Las diferencias no nos dejan fuera del mismo barco, solamente nos ubica a cada uno en lugares diferentes dentro de la misma barca que es nuestra casa común. No debemos olvidar que hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu, hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor, hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos, pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.

CONCLUSIÓN

Con esta fiesta de Pentecostés culmina el tiempo litúrgico de la Pascua, y también va culminando la cuarentena rígida dando paso a la cuarentena inteligente, actuemos con cuidado y responsabilidad cuidando la salud propia y el de los demás. Como los discípulos transformados por el fuego del Espíritu Santo, dispongámonos a llevar siempre la Buena Noticia de la paz y la esperanza del Resucitado. Que, viendo nuestro testimonio de vida en la comunidad, todos se sientan atraídos por la Persona y el mensaje de Jesucristo.

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