En la Vigilia Pascual y Misa del Domingo de Resurrección, Mons. Pedro Collar, Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este instó a los fieles a irradiar la alegría de la Resurrección a través de la solidaridad y la esperanza en un mundo necesitado.

«La Resurrección de Cristo nos Llama a un Amor Activo y a Superar las Oscuridades Sociales».
En una noche cargada de fervor y esperanza, el Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este, Mons. Pedro Collar, presidió la Vigilia Pascual, dirigiéndose a los fieles presentes en la catedral y a la audiencia que siguió la eucaristía a través de las redes sociales y medios digitales, tanto en Paraguay como en el extranjero. Su mensaje central resonó con la alegría profunda de la resurrección de Jesucristo, un evento que, según sus palabras, «cambia nuestro destino» y enciende en los corazones una fe activa y transformadora”.
«Hoy nuestro corazón salta de alegría, porque nosotros creemos en un Cristo vivo, en un Cristo resucitado, y no podemos estar indiferentes, sino arde nuestro corazón por esta noticia que cambia nuestro destino», exclamó el obispo en el inicio de su homilía, marcando el tono de una celebración que abarcó las ricas liturgias del lucernario, la Palabra, el bautismo y la Eucaristía.
Mons. Collar detalló el simbolismo de la liturgia de la luz, desde la bendición del fuego hasta el encendido de los cirios individuales, representando la espera del Señor resucitado. El Pregón Pascual fue destacado como un canto que proclama el triunfo de Cristo sobre el pecado y el egoísmo, contrastando la aparente derrota del Viernes Santo con la gloriosa resurrección por obra del Padre.
El obispo profundizó en las lecturas del Antiguo Testamento, explicando cómo el pueblo judío interpretó su historia a la luz de la revelación divina, marcando un tránsito constante de la oscuridad a la luz. Esta historia culmina en el «gran paso de Jesús, de la oscuridad de la muerte a la luz de la Resurrección», un evento que llena de contenido la esperanza cristiana en este año jubilar.
«La resurrección de Jesús llena de contenido la esperanza cristiana… Esta vida tiene sentido, aunque el dolor y la muerte se empeñen en negarlo», afirmó Mons. Collar, recordando la promesa de un «cielo nuevo y una tierra nueva» donde el sufrimiento será abolido.
El obispo hizo un llamado a los cristianos de Ciudad del Este y a todos los creyentes a seguir las huellas de Jesús, cuyo camino esencial es el del amor manifestado en «solidaridad, en justicia, en colaboración, en organizar la esperanza, en fe». Reconoció con preocupación las problemáticas sociales locales y globales, como el deterioro del tejido social, la crisis familiar, la violencia y el alejamiento de los jóvenes de la fe.
«Ante esta realidad hoy debe brotar en nuestro corazón ese deseo de comunicar a los demás que Cristo vive en medio de nosotros, que Cristo le da sentido a nuestra vida», enfatizó, instando a compartir la buena nueva de la resurrección a través de un estilo de vida «gozoso, solidario, esperanzado».
Mons. Collar describió a los fieles como «peregrinos del octavo día» ante la tumba vacía, portadores de buena voluntad y compromiso, señalando que Cristo resucitado es la respuesta a las incertidumbres y la fuerza para construir un mundo nuevo.
Finalmente, recordó el papel especial de María en esta noche de alegría y esperanza, invocando su ayuda para vivir la nueva vida en Cristo. Con un «¡Santa Pascua!», el obispo concluyó su mensaje, dejando en la comunidad de Ciudad del Este y en todos los que lo escucharon una profunda reflexión sobre el significado transformador de la resurrección.
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