Introducción
Las lecturas del II domingo de adviento son palabras consoladoras que nos llaman a una intensa preparación a la celebración de la venida del Mesías. Estas palabras nos consuelan y nos motivan a renovar nuestras esperanzas a pesar de las tribulaciones presentes.
En la primera lectura (Is 40, 1-5. 9-11)el profeta Isaías anima al pueblo desolado con palabras de consuelo manifestando la presencia del mismo Dios: “Aquí está vuestro Dios” (Is 40,9).
El Salmo expresa la voz súplicante de quien desea la salvación, por ello implora misericordia: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación” (Sal 84).
La segunda lectura manifiesta el deseo de la venida del Señor con la firme esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva con justicia (2 Pe 3,13).
El Evangelio de Marcos en la liturgia de hoy presenta la figura de Juan Bautista. Él es nuestros icono de la preparación (Mc 1,2) a la venida del Mesías en la navidad, exhortando a aprovechar el tiempo de adviento como tiempo de misericordia.
Las lecturas bíblicas de hoy anuncian la venida del Señor y están llenas de palabras de consuelo, presentando dos características fundamentales del tiempo de adviento:
- Motivación a celebrar la venida de Nuestro Señor
Escuchar la palabra de Dios es siempre un consuelo para nosotros, y más aún cuando las mismas manifiestan: “consolad, consolad a mi pueblo”(Is 40,1). En las tribulaciones de nuestro tiempo, el Señor no se ausenta, siempre se hace presente, no nos abandona, siempre es cercano a nosotros.
Por ello, la celebración de la venida del Señor, debe ser una motivación para nosotros. El DIOS-CON-NOSOTROS, viene a nuestro encuentro, se hace uno con los seres humanos, fortaleciendo nuestras debilidades con palabras de consuelo que dan vida. El tiempo de adviento nos anuncia: alguien-viene., Esto debe incentivarnos a una preparación como cristianos anténticos, que viven su fe a pesar de las dificultades presentes, teniendo la firme esperanza de cielos nuevos y tierras nuevas, en la que habitará la justicia (2Pe 3,13).
- Renovar las esperanzas en tiempos difíciles
La preparación llama a una renovación constante; en nuestros días fuimos agobiados por la pandemia, seguimos con esta situación, pero no podemos vivir sin esperanzas. Este tiempo de adviento es muy oportuno para renovar nuestras esperanzas allanando los caminos del Señor que viene y ya no tardará (Mc 1,2).
La figura del Juan Bautista relacionada con el desierto, pinta muy bien nuestra situación actual; venimos del desierto, todavía no hemos salido de él, y por ello somos invitados a renovar nuestros corazones. Debemos fortalecer nuestras esperanzas imitando a Juan Bautista, que ha preparado los caminos del Señor, como voz que grita en el desierto. Seamos nosotros esa voz que grita con la propia vida que el Señor está cerca, renovando nuestras esperanzas de que vendrá el Mesías y todo cambiará porque viene para consolarnos.
Conclusión
Seguimos con la preparación en este tiempo de adviento teniendo la firme confianza que el Señor ya llega, está cerca, y que viene para consolarnos. Esto nos motiva para una preparación constante a pesar de las dificultades presentes. Por ello, debemos renovar nuestras esperanzas: vendrán cielos nuevos y tierras nuevas donde habitará la justicia.