Con gran alegría, la feligresía de la Parroquia San Agustín de Hipona (CDE) celebró su fiesta patronal, marcada por una emotiva procesión y una Santa Misa presidida por Mons. Pedro Collar, Obispo de la Diócesis.
VIDEO DE LA FESTIVIDAD
El 28 de agosto la feligresía de la Parroquia San Agustín de Hipona celebró la festividad de su santo patrono. Los fieles, acompañados por cantos y oraciones, expresaron su profunda devoción a San Agustín. La participación de la banda de músicos de la Policía Nacional aportó un toque especial a esta celebración, llenando el ambiente de alegría. Posteriormente, Mons. Pedro Collar presidió la Eucaristía, acompañado por el cura párroco, Pbro. Silvestre Martínez.
En su homilía, el obispo saludó a los presentes: familias, jóvenes, catequistas y laicos. Reflexionó sobre la figura de San Agustín, destacando su constante búsqueda de la verdad, del sentido de la vida, de la “búsqueda del rostro de Dios”.
Mons. Pedro recordó que San Agustín fue un hombre que, a pesar de sus errores y pecados, nunca perdió su inquietud espiritual. “Esa inquietud del corazón lo llevó a un encuentro personal con Cristo”, explicó el obispo. “Comprendió que el Dios que buscaba en la lejanía es el mismo Dios que está cercano a cada uno de nosotros”.
El prelado también hizo hincapié en la herencia espiritual que Agustín recibió de su madre Mónica. “De ella aprendió la inquietud del amor: buscar sin descanso el bien del otro”, dijo Mons. Pedro, alentando a todos los presentes a cultivar este mismo amor en sus vidas.
El obispo también subrayó la invaluable herencia espiritual que Agustín recibió de su madre Mónica: “De ella aprendió la inquietud del amor: buscar sin descanso el bien del otro”, enfatizó Mons. Pedro, animando a todos los presentes a cultivar este amor en sus vidas.
En un llamado a ser una comunidad acogedora, Mons. Pedro recordó que cada comunidad cristiana debe ser un «hospital de campaña», donde todos encuentren refugio y sanación. Resaltó la importancia del encuentro, la escucha y el diálogo entre los miembros de la comunidad, siguiendo los principios del Sínodo sobre la sinodalidad.
Con un mensaje cargado de esperanza y unidad, el obispo concluyó su homilía animando a todos a seguir colaborando en la construcción de una comunidad más solidaria y acogedora. “¡Felicidades a todos por su compromiso!”, exclamó con entusiasmo mientras invitaba a cada uno a ser agentes activos en esta hermosa misión evangelizadora.
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