Con la presencia de Mons. Pedro Collar, la feligresía de Hernandarias, rindió homenaje a su santa patrona, Ntra. Sra. de la Asunción. Posteriormente se realizó la tradicional peregrinación por las calles de la ciudad.
Esta mañana, la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de la ciudad de Hernandarias fue el escenario de un emotivo homenaje a su santa patrona, Nuestra Señora de la Asunción, con la presencia del Mons. Pedro Collar, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este. La misa fue concelebrada por el párroco Fray Francisco Portillo, el Fray Nelson Arzamendia y el Pbro. Diego Sosa, Secretario Canciller de la diócesis.
Durante su homilía, Mons. Collar destacó que estamos viviendo el año de la oración bajo el lema «Jesús, enséñanos a orar». También se refirió a la preparación de la iglesia para la etapa final del sínodo sobre la sinodalidad, que lleva como lema «Comunión, Participación y Misión». Además, anunció que a finales de diciembre comenzará el Año del Jubileo convocado por el Papa Francisco con el lema «Peregrinos de la Esperanza».
IMPORTANCIA DE CELEBRAR LA FIESTA PATRONAL
El obispo subrayó la importancia de reunirse para celebrar la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Asunción, quien no solo es patrona de la parroquia, sino también protectora de la histórica ciudad de Hernandarias. En sus palabras, expresó: “Ko´árape javy´a, jajotopa, jajoguerohory, ñamomba´e guasu Ñandejára ha Isýpe.” Al contemplar el hermoso altar y la imagen de la Asunción de María, relacionó esta visión con la Primera Lectura del libro del Apocalipsis, donde María aparece como una señal de lucha y esplendor.
Mons. Collar recordó que María proporciona seguridad a todos aquellos que se acercan a ella. “En las Sagradas Escrituras encontramos su presencia”, dijo refiriéndose al evangelio del día. “María nos invita al cielo y también nos llama a actuar aquí en la tierra”.
El obispo instó a los presentes a mirar y contemplar a María como guía hacia lo divino y hacia una vida activa en seguimiento a Jesucristo. Hizo un llamado a que María nos invite a la oración y que respondamos con sensibilidad ante los desafíos sociales actuales: “Debemos ser conscientes ante la pobreza, violencia y corrupción que enfrentamos”.
AMENAZAS QUE SE CIERNEN SOBRE LA CULTURA CRISTIANA
Así también, Mons. Collar advirtió sobre las amenazas que se ciernen sobre la cultura cristiana, especialmente en relación con ideologías que buscan destruir los valores familiares y la identidad del matrimonio fundado por Jesucristo. En este contexto, enfatizó: “Debemos fortalecer nuestra fe y promover los valores cristianos como el amor, el perdón, honestidad y fraternidad”.
MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS: LA FRATERNIDAD COMO ACCIÓN SEGÚN EL PAPA FRANCISCO
“El Papa Francisco nos anima a avanzar decididamente por la senda de la fraternidad y la amistad social. No como consecuencia de un propósito voluntarista, sino, sobre todo, a partir de la pertenencia común a la familia humana, del hecho de reconocernos como hermanos porque somos hijos de un mismo Padre, todos necesitados de crecer en la conciencia de que en un mundo globalizado e interconectado solo podemos avanzar si estamos unidos. La fraternidad debe promoverse no solo con palabras, sino con hechos. Hechos que ponen de manifiesto la mejor política, aquella que no está sujeta a los intereses partidistas o a las finanzas, sino al servicio del bien común, de la defensa de la vida, especialmente de los más débiles y vulnerables, que es capaz de poner a la persona en el centro de la actividad económica, y de luchar para ofrecer a todos un trabajo digno, de modo que cada uno pueda desarrollar sus capacidades y talentos”, explicó.
TOMEMOS EL GUSTO POR LA ORACIÓN SENCILLA, EN LA VIDA PERSONAL, EN LA FAMILIA Y COMUNIDAD
El prelado siguió diciendo: “Hermanos, tomemos nuevamente el gusto por la oración sencilla, perseverante y en la vida personal, en la familia y en la comunidad. Hay un autor que dice que la oración desata -ojora- y esto es importante porque muchas veces estamos trabados, enredados, rígidos. Tenemos la cabeza vuelta hacia una sola dirección (la racionalidad, el cálculo, en lugar de mirar y dirigirse hacia la espera, la maravilla, la esperanza, la gratuidad). Bloqueados por una máscara de seriedad, ya no conseguimos reír. Las manos encogidas en vez de extendidas como don. Los pies que caminan en todas las direcciones, menos en la del amor, de la amistad, de la paz. Hay que rezar o sea hay que desatarse”.
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