Con la Eucaristía de las 19:00 horas, el 3 de febrero concluyó la festividad en honor al Santo Patrono San Blas en la Catedral de Ciudad del Este. La Misa fue presidida por Mons. Alessandro Ruffinoni, obispo emérito de Caixas do Sul, Brasil.
“Terminan los nueve días de oración y de reflexión, pero ahora empieza la parte más importante. Tenemos el desafío de ir a la misión, a poner en práctica lo que hemos escuchado y que el Espírito Santo ha inspirado e iluminado dentro de nuestros corazones”, dijo Mons Alessandro al inicio de su homilía.
También hizo la siguiente acotación: “Alguien puede pensar que durante estos días no se habló mucho de la vida de nuestro patrono San Blás, pero él estuvo presente entre nosotros en todos los momentos, ayudándonos a entender y guardar en nuestros corazones la riqueza de las reflexiones que presentaron nuestros obispos y sacerdotes”.
Luego dijo que la presencia de los obispos provenientes de las distintas diócesis “ayudó a comprender que somos una familia, unida, santa y pecadora” y que el nexo de unión es la fe en Jesús.
Así también explicó que “la Iglesia es santa porque Jesús es su fundador y, porque tenemos muchos ejemplos de santidad entre los santos y, también es pecadora porque está hecha de hombres y mujeres pecadores, que buscan la conversión diariamente”.
Entre otras cosas citó e hizo un resumen de los temas que han sido abordados en el novenario como: la creación, familia, juventud, cultura, vocación y vida consagrada, justicia, reconciliación y paz, los pobres y enfermos, y la comunicación.
El prelado también recordó a los cinco jóvenes seminaristas de nuestra diócesis que en la Misa de la mañana “delante de su Obispo de la Comunidad, presentaron su pedido de ser aceptados para recibir, durante el curso de teología, las órdenes sagradas del diaconado y del sacerdocio”. Pidió rezar por los recién admitidos, por las vocaciones de la diócesis y, recordó a la feligresía que la vocación es un “don de Dios a una comunidad que reza por los vacacionados”, agregó.
Y por último hizo una serie de agradecimientos: “Agradezco a este pueblo paraguayo que me permitió volver a esta tierra y servir al Señor hasta que las fuerzas lo permitan. De manera especial doy gracias al Nuncio Apostólico que me invitó, a Mons. Guillermo y los sacerdotes que me acogieron con mucho cariño y estima, a ustedes, queridos hermanos y hermanas de Ciudad del Este por todo lo que experimenté en estos nueve días de novenario”, concluyó.
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