Monseñor Guillermo Steckling comparte esta reflexión con toda la feligresía. Pide que no nos desanimemos y busquemos la Paz. Que Dios se comunicará con nosotros a través del abundante tiempo libre y silencioso que nos regala ahora que nos quedamos en casa. Aprovechemos este momento para “meditar y orar, no pensemos solamente en nosotros, hay muchos que están más afectados por la enfermedad”.
También señaló que los obispos y sacerdotes seguirán oficiando misa por el bien de todos, el país y la humanidad.
A continuación la transcripción del mensaje de Monseñor Guillermo
Un cordial saludo a todos. Soy Monseñor Guillermo obispo de Ciudad del Este. Vamos avanzando más días en la cuarentena.
No sé qué aspecto les llama más la atención a ustedes A mí me impresiona, sobre todo que esto es algo mundial, todas las noticias de tantos países diferentes reflejan la misma gran preocupación que nos afecta a todos. Se puede sentir que la humanidad entera en este momento se da cuenta que estamos navegando en el mismo barco, que estamos habitando una gran casa común; nunca lo hemos sentido antes como en estos días de la pandemia.
En el Paraguay celebramos el año de la Palabra de Dios. En el principio habíamos dicho qué se trata de abrir la biblia, leer la palabra de Dios escrita, pero no solo es eso. Dios habla de muchas maneras también, nos dirige su palabra por la naturaleza,, por los acontecimientos o por las personas que encontramos.
¿Qué nos dice Dios hoy por los hechos que estamos viviendo?
Me atrevo a decir lo que siento personalmente, imaginando que tiene validez para otras personas más. Una cosa que el Señor nos dice con seguridad, es que no nos desanimemos; el desánimo no es de Dios. Necesitamos buscar la paz, “Mi paz les dejo, mi paz les doy”, no la doy como lo da el mundo dice San Juan en su Evangelio capítulo 14. Con mucha humildad tenemos que buscar esta paz, reconociendo que necesitamos cambiar nuestras vidas, pero, que seguimos siendo seres muy queridos por nuestro creador y salvador. Su espíritu divino quiere encenderse con más fuerza en nuestro corazón.
Segundo Dios se comunicará con nosotros a través del abundante tiempo libre , silencioso que nos regala ahora que nos quedamos en casa. El tiempo es un hermoso regalo para cuidar los detalles de la casa, para hablarnos, para agradecer a Dios, para alabarlo o pedirle muchas cosas.
Valoremos estas oportunidades de meditación, oración que siempre habíamos buscado, no desperdiciemos este tiempo, conversemos también con los santos de nuestro nicho familiar, con la Virgen María; pensemos en la misma persona de Jesús, su humanidad que sabemos que está en el Santísimo en algún templo no tan lejano, que también nos espera en la biblia, en la palabra escrita de Dios. Busquemos momentos de oración común con los de la casa.
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