La profesión de fe y la autoridad de Pedro
El evangelio de este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario, nos presenta la profesión de fe de Pedro (Piedra). Por otro lado el pasaje del profeta Isaías nos da un claro mensaje sobre la necesidad de contar con una autoridad legítima y competente que gobierne con equidad caracterizado por la justicia y el espíritu de servicio. Las autoridades deben administrar el bien común, y esto vale tanto para la autoridad religiosa en cuanto a los bienes espirituales como para la autoridad política de nuestra sociedad para los bienes temporales.
La humanidad desde su génesis en los comienzos de la historia, ha tenido siempre la figura de la autoridad que gobierna una familia, una tribu o una sociedad. Hoy en nuestro tiempo presente, la figura de la autoridad sigue siendo necesaria a pesar de las decepciones que representan algunas en sus gestiones viciados por la corrupción. Parece que constituyen casi una excepción aquellos que son ejemplares en sus funciones.
En el ámbito religioso, de igual manera tenemos a las autoridades eclesiales, el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y los diferentes líderes de los grupos y movimientos apostólicos; éstos igual que la autoridad temporal, necesitan cumplir con fidelidad sus funciones viviendo acorde a su misión. Cuando no lo hacen así, producen mucho dolor para toda la Iglesia en general.
En la primera lectura el libro del profeta Isaías, en (Is. 22,19-23), se nos presenta a Ebná quien es sustituido a causa de su mala gestión administrativa. Ebná utilizó recursos del bien común para construir una tumba particular demostrando así su vanidad. Por eso su reemplazante Elaiquín, recibirá la llave del palacio de la casa de David.
En la segunda lectura, de la carta de san Pablo a los Romanos (Rom 11,33-36), el Apóstol nos presenta a Dios como origen de todo: “Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén”. Dios es la suprema autoridad, por tanto, toda autoridad viene de Él.
Finalmente, como leemos en el evangelio (Mt 16, 13-20), Jesús establece como autoridad ante la realidad eterna y espiritual a Pedro (Piedra): “Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
1- La profesión de Pedro: “tú eres el Mesías el Hijo de Dios”
Jesús hace una sencilla pregunta a sus discípulos sobre ¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre? ¿Y vosotros quien decís que soy? Pedro por inspiración divina da la respuesta: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Esta expresión no es fruto de un razonamiento sino más bien el reflejo de una profunda experiencia y cercanía con Jesús. La gente no conoce a Jesús de cerca, tiene opiniones muy diversas: la mayoría le considera como a un personaje importante y nada más. Simón Pedro tiene una inspiración que no es cosa suya y responde “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios…”. Así confiesa la mesianidad de Jesús y su divinidad. Jesús no es un simple profeta, o un personaje importante; Él es el Hijo de Dios, el Mesías. Se trata de una inspiración que procede del mismo Padre. Si hacemos la pregunta de Jesús a nosotros mismos, ¿Seremos capaces de dar una respuesta profunda como Pedro? Estaremos en condiciones para responder quien es Jesús verdaderamente, sólo partiendo de la inspiración del Espíritu Santo y teniendo una gran cercanía con el Señor.
2- La autoridad de Pedro
Pedro recibió de Jesús toda la potestad como legitima autoridad: él es piedra firme que sostiene la Iglesia de manera que el poder del infierno no prevalecerá sobre ella y al mismo tiempo posee las llaves del reino de los cielos. Esta imagen ya venía presentándose en la primera Lectura donde Eliaquín recibirá la llave del palacio de la casa de David. Vemos aquí que el papel de Pedro tiene enorme importancia. El fundamento de la Iglesia no puede desaparecer al terminar la vida de Pedro. Está claro que Jesús quiere edificar su Iglesia a lo largo de los siglos. Por eso la fe católica reconoce que el sucesor de Pedro, primer obispo de Roma comparte también éste ministerio de Pedro: naturalmente no de una manera idéntica a Pedro, porque el Papa no es un testigo ocular de la resurrección de Jesús como lo fue Pedro, pero sí de un modo también válido y real.
Debemos abrirnos a estas palabras de Jesús donde nos presenta a Pedro como una persona de capital importancia. Por designio divino fue elegido para edificar la Iglesia sobre un fundamento sólido. Jesús quiso edificar su Iglesia sobre un fundamento firme, que es la roca, Pedro, Kefás.
Auguramos que todas las autoridades, tanto las eclesiales como las políticas, ejerzan sus funciones con auténtica generosidad. Oremos por las autoridades políticas para que ejerzan el poder que se les confió como oportunidad para servir y administrar los bienes comunes a favor de los más necesitados.
Oremos también por las autoridades de la Iglesia, para que al igual que Pedro, ejerzan su oficio con entrega generosa haciendo presente la gracia de Dios a través de la función de enseñar, santificar y gobernar.
Oremos por el papa, los obispos, los sacerdotes, diáconos, y todos los líderes, hombres y mujeres, que tienen una responsabilidad dentro de la Iglesia.
Conclusión
Que esta profesión de fe manifestada por Pedro, y su función de ser fundamento, roca firme de la Iglesia, acrecienten nuestra fe en Jesús Hijo de Dios. Que lleguemos a vivir como verdaderos discípulos y miembros activos de la Iglesia Pueblo de Dios para la gloria de Dios y la santificación de los hombres.
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