DOMINGO DE PASCUA

“Testigos de la resurrección de Jesús”

El Viernes Santo Jesús había muerto en la cruz en medio de horribles sufrimientos, porque los crucificados morían por asfixia. El historiador Flavio Josefo describió este tormento como la más infame de las muertes.

Al depositar el cuerpo de Jesús en un sepulcro nuevo, junto a él fueron enterrados los sueños e ilusiones de sus seguidores. Lo que había parecido un capítulo nuevo y  esperanzador para el pueblo, había terminado en un estruendoso fracaso. Al menos así lo sentían sus seguidores, y así lo disfrutaban sus enemigos, éstos pensaban que finalmente lograron eliminar  a ese incómodo personaje llamado Jesús. Sin embargo, los planes de Dios eran diferentes.  Las lecturas de este domingo de pascua nos iluminan para poder contemplar desde la fe este acontecimiento.

La primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 10, 34a.37-43), nos presenta a Pedro exhortando sobre la identidad de Jesús que se pasó haciendo el bien, sanando a todos, porque Dios estaba con Él: “A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día…”

La segunda lectura de la carta de Pablo a los cristianos de Colosa (Col 3, 1-4), es una invitación para vivir pisando la tierra, pero buscando los bienes del cielo: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”.

El evangelio de san Juan (Jn 20, 1-9), se refiere al acontecimiento de la mañana del domingo de pascua. El día siguiente pero muy de mañana María Magdalena se dirige al sepulcro cuando todavía era de noche. Todo el fragmento quiere hacernos comprender que la resurrección es un hecho inesperado para los discípulos y para María Magdalena.

1- Una mujer fue al sepulcro del Señor

En la madrugada del domingo María Magdalena regresó al sepulcro. Los acontecimientos se habían precipitado con tal velocidad e intensidad, que ella creía estar viviendo una pesadilla. Visitar la tumba de su Maestro era parte de la elaboración y vivencia de su duelo.  Grande fue su sorpresa al encontrar que el sepulcro estaba abierto y vacío. Ante este hecho, María no llegó a entender que Jesús ha resucitado. Corrió a comunicar la noticia a Pedro y a Juan: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”[1].

Empezando por María la Madre del salvador, las mujeres ocuparon un papel importantísimo dentro del proyecto apostólico de Jesús. Una de ellas, María Magdalena, fue la primera persona que conoció la resurrección de Jesús. Para Jesús, las mujeres siempre han desempeñado y continuarán desempeñando un papel central. Para nosotros en este siglo XXI ellas deben ser consideradas muy importantes en la construcción de la sociedad. Esto lo han logrado a pesar del machismo reinante y los infinitos obstáculos puestos por una sociedad en la que el poder económico y político ha estado controlado por los varones.

Hablando de la importancia de la mujer, recordemos que en nuestro país en 1.870 después de una guerra contra tres países cuando de 1.300.000 hbts. Quedaron 200.000 hbts. De los cuales 10 % varones en su mayoría niños y ancianos inválidos. Las mujeres lograron resurgir nuestra, de la ceniza lograron encender el corazón de un bravo pueblo paraguayo. Por algo el Papa Francisco se congracia con la mujer paraguaya calificándola “como la más gloriosa de América”. Es necesario avanzar en la promoción de la mujer, en el respeto de sus derechos y su dignidad. No en la línea de los feministas que en algunos casos quieren parecerse y hacerse varones, en esta dirección no; sino más bien en esa promoción autentica como lo hizo Jesús con su Madre María y las mujeres que le seguían como la María magdalena del evangelio de hoy: a quien indirectamente con el hecho de la tumba vacía, le dio inmediatamente una misión “ve a anunciar a los apóstoles…”

Ante el anuncio de María Magdalena, los apóstoles Pedro y Juan corrieron en dirección al sepulcro. Como Juan era más joven y tenía mejor estado físico, llegó primero, pero por respeto a Pedro, líder del grupo, no quiso entrar al sepulcro.

La resurrección es el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado, y es lo que da solidez a su proyecto del Reino. Por eso San Pablo exclama: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” Si la actividad evangelizadora de Jesús hubiera tenido como último acto el Viernes Santo, Jesús habría pasado a la historia como un hombre muy especial, cercano a los pobres, que dijo cosas muy profundas usando palabras sencillas e imágenes tomadas de la vida diaria. Hubiera pasado a la historia como un hombre muy importante, pero nada más que un mortal como cualquier otro. 

2- La resurrección: clave del mensaje de Jesús

Considerando que el Viernes Santo no puso punto final al proyecto de Jesús. El clímax de su acción salvadora lo constituye el Domingo de Resurrección. La resurrección es, pues, la clave para leer los gestos y las palabras de Jesús, y es también la clave para interpretar la existencia humana. Si Cristo ha resucitado, no somos fantasmas que caminamos inexorablemente hacia la muerte, sino que somos seres-para-la-vida. En Cristo, la aventura humana adquiere una dimensión desconocida: nuestra fragilidad queda impregnada de eternidad; por medio de Jesucristo nos hacemos hijos de Dios; fuimos creados para una felicidad que no conoce límites. 

Los discípulos de Jesús, testigos de su resurrección, proclamaron a los cuatro vientos este acontecimiento. Y este grito de esperanza sigue resonando de generación en generación, hasta el final de los tiempos. 

El cirio pascual nos recuerda la presencia de Cristo resucitado en medio de la comunidad. Al regresar a nuestras casas después de haber participado en esta eucaristía, asumamos el compromiso de aportar un poco de luz a esta patria nuestra, desgarrada por la injusticia, la falta de amor a la patria de muchas de nuestras autoridades, la violencia y la inequidad. Llevemos un poco de luz a los que se sienten abandonados, enfermos, pobres. Nuestra fe en Cristo resucitado se debe expresar en gestos concretos de solidaridad.

Conclusión

Que esta meditación sobre la pascua de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo que venció la muerte -el último enemigo del hombre-, nos ayude a amar y respetar promocionando cada vez más a la mujer en su dignidad y su derecho.

Siendo testigos de la resurrección, que esta celebración nos de fortaleza para vivir con valentía este tiempo pascual que nos invita a llevar a Cristo resucitado por todos los rincones de nuestra sociedad sembrando amor, justicia, equidad y respeto a todas las personas en su derecho y dignidad.

¡Viva Cristo Resucitado! Felices pascuas para todos


[1] VANHOYE, Cardenal Albert SJ. Lecturas Bíblicas de los Domingos  y Fiestas. Ciclo A. ED. Mensajero. Bilbao España, 2003. Pág. 111.

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