Caacupé: Mons. Guillermo valora la participación de la mujer en la iglesia y en la sociedad

Esta mañana,  tercer día del novenario a la Virgen de Caacupé, Mons. Guillermo Steckling presidió la misa central en la capital espiritual del país,  abordó el tema de la mujer en la iglesia y resaltó la figura de la madre de Dios.

Mons. Guillermo Steckling

A continuación compartimos la homilía completa de Mons. Guillermo Steckling, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este:

Queridos hermanos y hermanas, M Ricardo y concelebrantes

Tema: La mujer en la Iglesia – ¿qué lugar tiene y debe tener la mujer en la Iglesia?

Estamos en el año de los laicos, y la mitad de los laicos son mujeres. Esto justifica nuestro tema que, sin embargo, suena un poco polémico.

Algunos dirán: por fin se habla de esto. Otros podrán opinar: ¿De dónde viene esta reflexión, hay algún problema? Si las mujeres ya están presentes en la Iglesia y suelen ser la mayoría de los que asisten…

De todos modos, una cosa me parece muy buena: que conversemos sobre la mujer en la Iglesia aquí en Caacupé, a los pies de la mujer más grande de la historia.

Aquí en Caacupé es fácil darse cuenta de que después de Jesucristo, una mujer – María – ocupa el lugar más alto en la Iglesia.

Y ya aprendimos que la mujer paraguaya ha mostrado su gran valor después de aquella guerra inicua del 1870, y que el Papa Francisco dijo: «Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América«.

Pero hay que bajar a la realidad de cada lugar. Conviene cuestionarnos si verdaderamente en la Iglesia a nivel de parroquias y capillas, y en las iglesias domésticas que son las familias, las mujeres consiguen llegar al puesto que les corresponde.

Para hablar de la mujer en la Iglesia hagamos primero la pregunta siguiente:

¿A qué se debe que hoy se discuta este tema de la mujer mucho más que antes? Y ¿ Cuál es nuestra posición como cristianos?

Existe un despertar generalizado en cuanto a la dignidad de la mujer.

En todos los lugares se da espacio a la mujer. En el trabajo, en la empresa, la política, la policía, entre los militares.

Existe desde hace décadas la lucha de la mujer por sus derechos que es tan legítima y llega sólo lentamente a resultados.

     En la Asamblea Eclesial se enfatizó el gran dolor que genera la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones (machismo eclesial, social y cultural, así como feminicidios). Nos duele profundamente la violencia intrafamiliar a la cual muchas veces nos hemos acostumbrado (CELAM()

Existe un feminismo sano.

Dice una teóloga italiana – Ilaria Morali – que: la participación de la mujer en la Iglesia (no se puede) resolver con la – imagen arcaica y angelical de la mujer sometida y silenciosa. No sólo las mujeres del Evangelio, sino también personalidades de la talla de Catalina de Siena, Teresa de Ávila… son la prueba más inmediata de lo contrario, es decir, de aquel protagonismo saludable del que la mujer ha sido capaz

Sabemos que el ser y el actuar de la mujer en la Iglesia no se deben definir simplemente en base a las ideas de cada época

Existe también otro feminismo que no coincide con la fe y las costumbres cristianas

Cada época y cultura tiene sus ideologías que no corresponden a la Palabra de Dios y la Tradición del Magisterio y estas maneras de pensar están bien presentes entre nosotros.

Hay épocas y culturas que consideran a la mujer como poco más que una esclava, y si la mujer no acepta este rol se reacciona con violencia, a veces la violencia va hasta el feminicidio.

En la época actual se busca transformar la sociedad a través de una nivelación, todo es igual – pero estando todos a la misma altura en dignidad, la verdad es que no somos uniformes.

La historia nos enseña que hay que resistir a las ideologías y en esa resistencia la oración tiene un papel preponderante.

Austria contribuye su escape del comunismo a la oración y lo celebra desde 1958 cada año el 12 de setiembre, fiesta del dulce nombre de María.

Buscando respuestas desde la fe católica

Las preguntas sobre la vocación de la mujer en la Iglesia pueden ser estimuladas por todo lo que sucede en el mundo de hoy, pero las respuestas no se encuentran en las ideas más modernas sino en nuestra fe.

La razón fundamental para exigir un cambio en la Iglesia es mucho más profunda y tiene que ver con la fe. La respuesta se encuentra en la misma Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia.

La perspectiva correcta es tomar como base tres cosas:

  • la “igualdad bautismal”.

Rm 10, 10: no hay distinción… : todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que «todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará».

Lumen Gentium, 32). «No hay, de consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad por razón de la raza o de la nacionalidad, de la condición social o del sexo»

  • la vocación personal en el seguimiento de Jesús. Evangelio: vocación del apóstol Andrés, junto con su hermano Pedro. «eran pescadores. Entonces les dijo:

«Síganme, y yo los haré pescadores de hombres»» (Mt 4)

y (3) la misión. A María Magdalena y las mujeres que la acompañan al sepulcro del Resucitado el ángel dice: «Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como anunció.…. Ahora vayan aprisa y anuncien a sus discípulos que

Jesús ha resucitado de entre los muertos... llenas de alegría, corrieron a llevar la

noticia a los discípulos» (Mt 28)

A lo último hace alusión el «horizonte inspirador»actual de las religiosas de América Latina: Las mujeres del alba.

El Papa Francisco, en un discurso reciente, afirma: “El papel de la mujer en la Iglesia no es feminismo, ¡es un derecho! Es un derecho de bautizada con los carismas y los dones que el Espíritu ha dado«.

¿Qué hacer?

Estamos en tiempo del laicado, y en tiempo de sínodo. Es el tiempo propicio para

preguntar a las mujeres cómo se siente dentro de la Iglesia.

En Evangelii Gaudium (nn. 103-104), el Papa Francisco menciona explícitamente la necesidad de “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”.

Ahora, sobre el tema «La Mujer en la Iglesia» no solo los obispos y sacerdotes

debemos hacer examen de conciencia sino todos los bautizos, todos los laicos.

Tomemos el tiempo necesario para meditar y hablar. Esto es preferir los cambios profundos a los cambios rápidos, pero superficiales. «El tiempo es más importante que el espacio.»

Avancemos al paso de María – su importancia no deja de crecer en todo la historia de la Iglesia.

Amén.

Ciudad del Este, 30 de noviembre de 2022

Oficina de Comunicación y Prensa, Diócesis de Ciudad del Este

Gentileza: Pastoral de Comunicación, Diócesis de Caacupé

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